Casi el 20% de los alimentos más consumidos en México contienen plomo, de acuerdo con el hallazgo de un equipo de investigadores de la Universidad Iberoamericana, junto a especialistas del Instituto Nacional de Salud Pública, el Instituto Nacional de Rehabilitación y la ONG Pure Earth.
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Los especialistas llevaron a cabo un estudio para medir la presencia de plomo en los 103 alimentos, bebidas y especias que más consumen los mexicanos, hallando que prácticamente uno de cada cinco contiene este metal que resulta nocivo para la salud.
Los productos afectados incluyen alimentos básicos y de alto consumo como arroz, trigo, soya, cúrcuma, pimienta, chile guajillo, embutidos (jamón y salchichas), dulces de tamarindo y alimentos infantiles a base de arroz y soya.
De acuerdo con los resultados del análisis, algunos de estos productos industrializados excedieron los límites de plomo permitidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo cual representa un gran riesgo.
El consumo de plomo es especialmente nocivo para los niños de corta edad; se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos. Asimismo, se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo.
Asimismo, como advierte la Organización Panamericana de la Salud (OPS), “no existe ningún nivel por debajo del cual se pueda afirmar que la exposición al plomo no tiene efectos nocivos”.
“Dos de ellos fueron alimentos para bebes y otros dos productos excedieron los límites máximos permitidos para alimentos”
Resultados alarmantes
Los resultados del estudio indican que aunque el 82% de los alimentos analizados no presentaron niveles detectables de plomo, el 18% sí lo hizo, incluyendo alimentos para bebés y productos que superan los límites permitidos.
De acuerdo con un comunicado de la Universidad Iberoamericana, que formó parte de la investigación, para reducir la exposición al plomo, se recomienda evitar el uso de loza de barro vidriado sin certificación “libre de plomo” y fomentar una dieta rica en calcio, hierro y zinc, que puede inhibir la absorción de plomo.
Este desafío requiere de una acción coordinada entre productores, reguladores e investigadores para establecer sistemas de monitoreo y asegurar la seguridad alimentaria, priorizando la salud pública y la protección de los consumidores, especialmente los más vulnerables a la toxicidad del plomo.
En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018 reveló que más del 17% de los niños entre 1 y 4 años tienen niveles de plomo en sangre preocupantes, siendo el uso de loza de barro vidriado una causa principal de exposición.
¿Cómo llega este metal tóxico a los alimentos?
El plomo, que se encuentra naturalmente en el ambiente, suele contaminar los alimentos principalmente a través de residuos industriales, afectando suelos, aire y agua utilizados en la agricultura.
A nivel global, la presencia de plomo en alimentos es una preocupación creciente debido a sus efectos negativos en la salud, especialmente en niños y embarazadas, ya que puede causar daños permanentes en el desarrollo cerebral. Según informes de Unicef y Pure Earth, cada año hasta 800 millones de niños en el mundo presentan niveles de plomo en sangre que requieren intervención.
En países como Estados Unidos, Reino Unido y otros, se realiza un monitoreo constante de contaminantes en alimentos. Organizaciones en EE. UU. han encontrado plomo en alimentos para bebés, impulsando iniciativas como Closer to Zero de la FDA para minimizar la exposición a toxinas.