Este sábado 9 de marzo, una nueva ola de tensión sacudió el estado de Guerrero cuando normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa quemaron patrullas de la Guardia Nacional en el libramiento Chilpancingo-Tixtla. Además, retuvieron al menos a dos elementos de esta corporación.
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Este acto de violencia se produce en medio de un contexto de creciente tensión en la región, marcado por eventos recientes que han agitado a la comunidad estudiantil.
El pasado miércoles 6 de marzo, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ofrecía su “mañanera” en Palacio Nacional, normalistas de Ayotzinapa derribaron una puerta del recinto utilizando una camioneta de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Este incidente formó parte de una serie de protestas que se han intensificado en los últimos días.
El enfrentamiento con la Policía de Guerrero, el jueves 7 de marzo, resultó en la trágica pérdida de un estudiante deEscuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, mientras que otro resultó herido. Este hecho desencadenó una ola de indignación entre los compañeros y familiares de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, quienes han exigido justicia y el esclarecimiento de los hechos ocurridos en septiembre de 2017.
Las manifestaciones en la Ciudad de México también han sido parte del escenario de protestas, donde los jóvenes normalistas asegurado que no se rendirán hasta encontrar a los culpables del asesinato de su compañero.
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El incidente de este sábado, con la quema de una patrulla de la Guardia Nacional, representa un nuevo episodio en la escalada de tensión en Guerrero, donde la exigencia de justicia y el reclamo de derechos por parte de la comunidad estudiantil se han vuelto cada vez más enérgicos y determinados.