En un movimiento histórico para América Latina y el Caribe, los países de la Plataforma Tributaria para América Latina y el Caribe (PTLAC) debatirán una propuesta para implementar un impuesto global a los ultrarricos. Esta medida busca abordar las crecientes disparidades económicas en la región, que ostenta la mayor brecha de desigualdad en el mundo.
Durante el Seminario Regional de Política Fiscal, organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) desde hoy al 8 de mayo en Santiago de Chile, los ministros de Finanzas discuten también otros esfuerzos de tributación justa como el aumento de impuestos a los más acaudalados, revisión de beneficios fiscales y la adopción de impuestos ambientales.
La propuesta, promovida bajo la presidencia brasileña del G20, ha recibido el apoyo de países y figuras globales como Sudáfrica, España, Alemania y el economista Gabriel Zucman.
Contexto de Desigualdad en América Latina y el Caribe
Según Oxfam, América Latina y el Caribe ha visto una polarización económica significativa en las últimas dos décadas. En 2022, el 1% más rico acumuló casi 6 veces más riqueza que la mitad más pobre de la población. En México, tan solo 14 individuos controlan más del 8% de la riqueza total del país, con Carlos Slim a la cabeza.
La directora ejecutiva de Oxfam México, Alexandra Haas, destacó la importancia del apoyo de México a esta iniciativa. Según Haas, “Una reforma fiscal progresiva en México es urgente. La política económica debe enfocarse en la equidad para garantizar que todos tengan acceso a derechos fundamentales, lo cual solo se puede alcanzar mediante una recaudación más justa.”
Esta serie de discusiones y propuestas subrayan un momento crucial para la región en su búsqueda por una estructura fiscal que promueva la equidad y sostenibilidad económica, poniendo especial atención en las necesidades de los más desfavorecidos y en la preservación del medio ambiente.
Multimillonarios en México
Durante la pandemia de COVID-19, mientras los sectores más pobres en México perdían empleos y enfrentaban la enfermedad en hospitales y hogares, las 14 personas más ricas del país veían crecer sus fortunas significativamente. Cuatro años más tarde, se estima que la riqueza de los ultrarricos, definidos como aquellos con activos superiores a los mil millones de dólares, se ha duplicado. Este incremento en la fortuna de unos pocos es parte de un fenómeno de desigualdad extrema que no es exclusivo de México, pero que en el país ha seguido la misma tendencia, especialmente durante los años de mayor crisis económica y sanitaria que han vivido las generaciones actuales. La creciente brecha se atribuye en parte a políticas fiscales deficientes o inexistentes y a una falta de redistribución de la riqueza. “Los ultrarricos en México han acumulado su riqueza principalmente debido a décadas de políticas gubernamentales que no han regulado adecuadamente su acumulación de poder e influencia”, apunta un informe reciente de Oxfam titulado El monopolio de la desigualdad.
En México, los ultrarricos juegan un papel destacado en la economía, aunque algunos prefieren mantener un perfil bajo dependiendo de sus intereses empresariales. La lista de los 14 más acaudalados incluye, en orden de fortuna, a figuras como Carlos Slim, Germán Larrea y Ricardo Salinas Pliego, seguidos por Alejandro Baillères y María Asunción Aramburuzabala, entre otros. Carlos Slim, conocido por ser el rostro de Telmex y liderar otras diez empresas, no solo es el más adinerado de este grupo, sino que su fortuna supera la suma de las de los otros 13, consolidándolo como el más rico de México y de toda América Latina y el Caribe.