La Comisión de Bienestar Animal del Congreso de la Ciudad de México aprobó el pasado jueves 27 de mayo un dictamen que modifica la Ley de Protección a los Animales de la Ciudad de México, con lo cual se prohibirá el uso de collares de castigo para los ‘lomitos’.
Este tipo de aditamentos como los collares de estrangulamiento, los collares de púas y los collares eléctricos, se utilizan para corregir el comportamiento de los perros mediante el dolor o el malestar. Aunque algunas personas los consideran herramientas efectivas de entrenamiento, existen numerosos argumentos en contra de su uso que justifican su prohibición.
Es por eso que en la presentación del dictamen se destacó que la prohibición de estos collares es un paso significativo para evitar el maltrato y la crueldad hacia los animales y avanzar en la promoción de una cultura de respeto y cuidado de estos seres vivos, alineándose con los principios establecidos en la Constitución local que reconoce a los animales como seres sintientes.
Las reformas también incluyen sanciones más estrictas para quienes incumplan estas disposiciones, con multas que pueden llegar a los cinco millones de pesos.
Impacto negativo en el bienestar animal
Estos dispositivos infligen dolor, lo que puede causar sufrimiento físico y emocional en el perro. El uso repetido de collares de castigo puede llevar a niveles elevados de estrés y ansiedad, afectando la calidad de vida del perro. Se sabe que, en lugar de corregir el comportamiento, estos collares pueden empeorar los problemas, causando agresividad o miedo.
En ese sentido, es importante mencionar que existen métodos de entrenamiento más humanitarios y efectivos que no involucran el uso de dolor o miedo. Recompensar el buen comportamiento es una técnica probada y eficaz que fomenta un aprendizaje duradero y una relación más positiva entre el perro y su dueño.
