Las palmeras en la Ciudad de México están muriendo, pues muchas de ellas padecen una combinación de factores de estrés, ya sea por un insecto o una enfermedad, que las lleva a decaer –y perecer–; sin embargo, no existe un censo exacto de la situación que se vive en toda la capital del país (16 alcaldías).
Publimetro solicitó vía transparencia a la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) el número de palmeras infectadas por hongos en la Ciudad de México, y cuántas de ellas habían muerto o habían sido rehabilitadas, pero la dependencia no brindó la información y remitió la solicitud a las 16 alcaldías.
No obstante, sucedió lo mismo con la mayoría de las demarcaciones (que remitieron la solicitud a la Sedema) a excepción de la alcaldía Iztacalco, que mencionó que están realizando un inventario de arbolado; y que han encontrado 23 especies muertas por plaga de hongo: tres ubicadas en el camellón de Sur 8, colonia Agrícola Oriental y las otras 20 en Ciudad Deportiva, mismas que serán derribadas.
Aunado a la alcaldía Gustavo A. Madero, que aceptó que a pesar de que no cuenta con un censo total de las palmeras enfermas, la jefatura de Ecología de la demarcación ha derribado alrededor de 12 palmeras por plaga. “Se han efectuado levantamientos forestales y podas que consisten en la eliminación de tejidos contaminados para evitar la pérdida de diversidad”.
La nula información sobre la situación de las palmeras en la capital es preocupante, por lo que es útil reconocer a los agentes causantes de los problemas de salud de las palmeras y asociarlos con dos grupos de factores: vivos y no vivos.
¿Por qué mueren?
De acuerdo con la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) los agentes causantes de desórdenes biológicos (vivos) engloban patógenos como hongos, bacterias, virus, fitoplasmas, plantas parásitas y nemátodos, al igual que plagas de insectos, ácaros y otros seres vivos: son patógenos y se consideran infecciosos porque pueden propagarse de una planta a otra.
Los agentes causantes de desórdenes de origen abiótico (que no son producto de seres vivos) no son infecciosos e incluyen desde problemas ambientales como humedad y temperaturas extremas, hasta malas prácticas de mantenimiento como desgarres en los cortes, daños mecánicos, compactación del suelo, deficiencias de minerales por fertilización deficiente y muchos otros. En algunos casos las enfermedades son incurables y las palmeras acaban muriendo.
Las técnicas para el diagnóstico consisten en observaciones de campo: condiciones del suelo, condiciones del sistema radical; análisis foliar; determinación de los factores abióticos y biológicos que influyen en el desarrollo de las palmeras; análisis de suelos en los que se determine los tipos de fertilidad física, química y biológica, entre otras.
Sin embargo, el público en general y los trabajadores de las áreas verdes pueden llegar a identificar algunos de los síntomas asociados a las enfermedades que presentan las palmeras en la Ciudad de México sin una capacitación especializada.