El índice Nikkei 225 ha cerrado la sesión de este lunes con un retroceso del 12.40% en lo que supone la peor jornada del selectivo nipón desde el ‘lunes negro’ de octubre de 1987 ante el temor entre los inversores de que la mayor debilidad de la economía estadounidense desemboque en recesión y fuerce a intervenir a la Reserva Federal de forma más agresiva de lo esperado.
De este modo, el índice de referencia de la Bolsa de Tokio ha despedido la primera sesión de la semana en los 31.458,42 enteros, lo que implica una caída del 19.5% en las tres últimas jornadas hábiles, incluyendo una bajada del 5.8% en la sesión del pasado viernes.
El mercado japonés acumula así tres sesiones consecutivas en rojo tras la decisión el pasado miércoles del Banco de Japón de reanudar las subidas de tipos y anunciar una reducción de los estímulos monetarios, lo que se ha traducido en un fortalecimiento del yen, que ante la debilidad de la economía estadounidense podría lastrar las exportaciones de las empresas niponas.
El pasado 11 de julio el Nikkei llegó a marcar un máximo intradía de 42.426,77 puntos desde el que acumula ya una corrección de más del 25%.
El resto de los principales mercados asiáticos también registraba caídas significativas en la sesión ante el temor de un debilitamiento mayor de lo esperado de la economía estadounidense tras conocer la semana pasada el enfriamiento del mercado laboral de EE.UU. lo que habría llevado a los inversores a reposicionarse ante la posibilidad de una Fed más agresiva en su respuesta monetaria.
De tal modo, el índice Taiex de la Bolsa de Taiwán ha cerrado la sesión con una caída del 8.35%, mientras que el selectivo Kospi de Corea del Sur se dejaba un 8.77%.
De su lado, el índice Hang Seng de la Bolsa de Hong Kong perdía un 2.14% y el selectivo de la Bolsa de Shanghai se dejaba un 1.54%.
“Las acciones están bajo una fuerte presión y las divisas que se utilizan para el ‘carry trade’ siguen subiendo. En lugar de un ajuste ordenado de los tipos a algún tipo de nivel neutral, parece que la Fed podría verse obligada a realizar un ajuste más brusco de su política”, han advertido desde ING Research.