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Mascotas, dioses y hasta momias: así era la vida sagrada de los gatos en Egipto

En este Día Internacional del Gato, se celebra a uno de los animales felinos que acompañaron a los egipcios en sus actividades y después de la muerte

Gatos Egipto
Muchos gatos fueron enterrados junto a sus dueños al momento de morir y en el mismo sarcófago (Foto: @Egypteinsolite)

El amor por los gatos nació desde tiempos muy ancestrales, principalmente en Egipto, y la devoción por los felinos llegó a tal grado de momificarlos para mantenerlos cerca. En este Día Internacional del Gato, celebramos la ternura y el misticismo alrededor de estos peculiares animales.

Los gatos, acompañantes divinos en Egipto

Los gatos, así como otros animales felinos, fueron considerados como mascotas domésticas y protectores divinos. En primer lugar, como mascotas de los egipcios, los gatos convivieron con los hombres en los hogares individuales. Además, protegieron a sus dueños de las plagas en una sociedad donde la agricultura era fundamental. Las numerosas escenas pictóricas demuestran la compañía de los gatos en las actividades cotidianas.

Según las investigaciones de institutos como el Centro de Investigación Estadounidense en Egipto (ARCE) y museos con autoridad en egiptología, los gatos poseían una carga simbólica dual y divina: elegancia y agresividad, tanto ternura como peligrosidad. Por ello, los dioses que tenían estos mismos rasgos eran representados como felinos.

El ejemplo más destacado de dioses con características felinas es Bastet, una diosa mujer con cabeza de gato. Esta diosa, según las creencias egipcias, podía ser benévola, en comparación con su metamorfosis: la violenta leona Sekmet. Ambas caras, la benévola y la violenta, reflejaban el aspecto dual del gato en la misma diosa.

Además, los faraones también amaron a los gatos y los incluyeron dentro de sus aposentos reales. Incluso, uno de los príncipes llamado Tutmosis, de la decimotava dinastía de Egipto y el hijo del faraón Amenhotep III, mandó la fabricación de un sarcófago de caliza para su gata llamada Tamit.

Este fervor no sólo fue propio de los gobernantes, puesto que muchos gatos fueron enterrados junto a sus dueños al momento de morir y en el mismo sarcófago. Estas momias de gatos, encontradas en los templos, mostraban que los egipcios incluyeron a los felinos en ritual funerario de la momificación.

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