En una reciente comparación de precios de gasolina en Latinoamérica, hay un país que destaca por ofrecer el litro de combustible a un precio significativamente más bajo que México.
De acuerdo con Global Petrol Prices, Bolivia mantiene el precio de la gasolina en 3.74 bolivianos por litro, lo que equivale a aproximadamente 10.49 pesos mexicanos. Este precio se ha mantenido estable durante casi 20 años, gracias a las políticas de subsidio implementadas por el gobierno de aquel país.
Cabe mencionar que el Decreto Supremo 27691, promulgado en agosto de 2004, estableció un precio de referencia fijo para el barril de petróleo procesado en las refinerías bolivianas. Esta medida, junto con el Decreto Supremo 27992 de enero de 2005, conforma la base legal para la política de subvención de los combustibles en Bolivia.
De igual forma, esta política ha permitido que el precio del litro de gasolina en Bolivia sea el segundo más bajo en Latinoamérica, sólo superado por Venezuela, donde los precios son aún menores debido a subsidios extensivos.
¿Qué pasa en México?
Por otro lado, el caso mexicano ha experimentado un incremento significativo en los precios de la gasolina desde el inicio del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En una declaración realizada hace ocho años, López Obrador prometió que, de estar en el poder, el precio de la gasolina en México no excedería los 10 pesos por litro, igualando así el costo en Estados Unidos.
Sin embargo, desde que comenzó su administración, el precio de la gasolina regular o Magna ha aumentado de 19.41 a 23.91 pesos por litro, un incremento de 4.50 pesos. Mientras que la gasolina Premium subió 4.53 pesos, pasando de 20.95 a 25.48 pesos, y el diésel registró un aumento de 4.80 pesos, ascendiendo de 20.78 a 25.58 pesos.
Este aumento en los precios del combustible ha llevado a que el costo para llenar un tanque de 40 litros de gasolina regular sea 180 pesos más alto que al inicio de la actual administración.
El aumento en los precios se ha visto influido por diversos factores, incluyendo el alza en los precios del petróleo, la depreciación del peso frente al dólar, y otros costos asociados con la logística y los impuestos.
