A pesar de la suficiencia en la producción global de alimentos, cerca de 735 millones de personas en el mundo sufrían de hambre crónica en 2022, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Así lo señaló Julieta Ojeda Gómez, encargada del despacho del Programa Universitario de Alimentación Sostenible (PUAS) de la UNAM, en el marco del Día Mundial de la Alimentación, conmemorado el 16 de octubre.
Ojeda Gómez destacó que la demanda mundial de alimentos sigue en aumento, en gran parte por el crecimiento poblacional. A mediados de 2024, la población global alcanzó los 8,200 millones de personas, y se proyecta que para 2025 esta cifra llegue a 9,700 millones. “Con ello, habrá crecientes necesidades de producir alimentos para todos”, advirtió la experta.
Además del hambre crónica, la inseguridad alimentaria también es un problema creciente. En 2022, aproximadamente 2,400 millones de personas se enfrentaron a inseguridad alimentaria de moderada a grave, lo que representa un aumento de 391 millones desde 2019. Esto significa que millones de personas carecen de acceso a alimentos suficientes.
Factores ambientales y geopolíticos afectan la producción de alimentos
Ojeda Gómez alertó sobre los retos ambientales y geopolíticos que amenazan la producción de alimentos, como el cambio climático, que provoca fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones. Estos eventos afectan los cultivos y cosechas, lo que encarece los productos alimentarios y los hace inaccesibles para muchas personas. A ello se suman problemas de calidad y disponibilidad del agua, la sobreexplotación de recursos y la erosión de suelos.
La académica también subrayó el impacto de los conflictos bélicos en la seguridad alimentaria global. La guerra entre Rusia y Ucrania y los conflictos en Medio Oriente, como en la Franja de Gaza, han causado escasez de insumos esenciales, como el trigo, y agravado la crisis alimentaria en varias regiones.
Desperdicio de alimentos agrava la crisis
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), publicado en marzo de 2024, revela que los hogares desperdiciaron más de mil millones de comidas cada día durante 2022. De todo el desperdicio alimentario, el 60% ocurrió en los hogares, el 28% en proveedores de servicios alimentarios y el 12% en el comercio minorista.
En México, la situación no es menos alarmante porque el desaprovechamiento anual es de 94 kilos por persona, cuando el 23.5% de la población vive en pobreza alimentaria precisa el Informe del Índice de Desperdicios de Alimetnos 2021 de ese programa.
Finalmente, Ojeda Gómez recalcó que la inseguridad y la violencia también afectan la producción y distribución de alimentos, encareciendo productos básicos y provocando el cierre de establecimientos locales. Estos problemas dificultan cumplir con el lema de este año para el Día Mundial de la Alimentación: “Derecho a los alimentos para una vida y un futuro mejores”.