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Así afecta la crisis de Volkswagen a la ciudad de Wolfsburgo

Casi todo el mundo en Wolfsburgo trabaja para VW. Ahora que el gigante automovilístico se tambalea, toda una ciudad teme su caída.Lo primero que se ve al llegar en tren a la ciudad alemana de Wolfsburgo son cuatro gigantescas chimeneas que se elevan de una enorme fábrica con el logotipo de VW en azul y blanco. Estamos en la sede de Volkswagen, una de las mayores fábricas de automóviles del mundo.

Fundada por el régimen nazi el 1 de julio de 1938, la ciudad de Wolfsburgo se construyó para albergar a los trabajadores que fabricaban el llamado KdF-Wagen, un auto asequible. Hasta 1945 estuvo produciéndose el vehículo, pensado para complacer a las masas, como parte de la campaña "Kraft durch Freude" (Fuerza a través de la Alegría) del Tercer Reich.

Sueños que se esfuman

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En estos momentos, la crisis de VW está en boca de todos. El mayor fabricante de automóviles de Europa planea, por primera vez en su historia, cerrar plantas en Alemania y despedir a miles de trabajadores.

Del total de 120.000 habitantes de Wolfsburgo, más de 60.000 trabajan para VW. Los salarios de VW están por encima de la media, y eso hace que los costos laborales de la empresa sean los más altos de la industria automovilística. En 2023, una hora de trabajo se pagaba a 62 euros.

La agente inmobiliaria Kristin Rößer dice que en Wolfsburgo sigue vivo el típico sueño alemán de casa con jardín, auto y esposa con dos hijos. Según Rößer, que ha vivido allí toda su vida, los años sesenta fueron los tiempos dorados de VW.

Sin embargo, estos días siente la enorme incertidumbre que se apodera de la ciudad. No son pocos los trabajadores de VW que la llaman para "vender sus casas antes de que se desplome su valor", explica. Otros clientes han cancelado contratos de compra de vivienda. "La gente está dudando si comprar una casa nueva y quiere guardar su dinero hasta saber qué decide VW", dice.


En 2023, el grupo automovilístico, que fabrica 10 marcas distintas de autos, seguía registrando sólidos beneficios, por un total de más de 18.000 millones de euros. Además, repartió 4.500 millones de euros en dividendos a los accionistas. Aun así, el año pasado, la dirección de VW lanzó un programa de eficiencia, con el objetivo de ahorrar 10.000 millones de euros hasta 2026 para impulsar la competitividad. Pero, en agosto de 2024, la dirección dijo que eran necesarias más medidas de ahorro, incluido el cierre de, posiblemente, dos fábricas de automóviles en Alemania y fuertes recortes en la plantilla de 120.000 trabajadores de la empresa.

Preocupado silencio a las puertas de la fábrica

Es una tarde de octubre, y nos encontramos ante la puerta 17 de la planta de VW. Cientos de trabajadores la atraviesan a partir de las 14 horas, tras terminar su turno de mañana. Mientras se dirigen al enorme aparcamiento exterior de la fábrica, su estado de ánimo parece apagado. Casi nadie quiere hablar con DW ni hacerse fotos.

En las últimas semanas, ha habido una intensa cobertura mediática de los problemas de VW. La mayoría de los empleados no está de humor para responder una y otra vez la misma pregunta. Uno de ellos dice que, por supuesto, los trabajadores temen por sus empleos. Otro añade que lo único que pueden hacer ahora es seguir confiando en el futuro de la fábrica. "Hemos sobrevivido a muchas crisis, también sobreviviremos a esta", afirma.

Con una renta media de 5.238 euros, Wolfsburgo tiene una de las poblaciones urbanas más ricas de Alemania, sólo superada por los habitantes de Ingolstadt, donde se encuentra la sede del fabricante de automóviles Audi.

Los tiempos cambian


Los impuestos que gravan los enormes beneficios de VW han hecho de Wolfsburgo una ciudad rica, que ahora muestra signos de declive económico. El centro, rodeado de amplias calles con numerosas plazas de aparcamiento, está desierto en esta soleada tarde. Hay pocos transeúntes, y los escasos cafés y bares del bulevar no están tan concurridos como cabría esperar un cálido día de octubre.

Djuliano Saliovski dice que, no hace mucho, sus clientes solían venir a cenar una vez a la semana, pero ahora solo acuden una vez al mes. Refugiado de Kosovo, Saliovski y su mujer abrieron hace varios años un hotel con restaurante en Wolfsburgo. Son muy populares entre sus clientes, a la mayoría de los cuales saludan personalmente por sus nombres.

Según dice, la pandemia de hace dos años ya redujo considerablemente el número de cenas y reservas de hotel, "pero ahora, son aún menos". En esta época, ya tendría que haber muchas reservas para Navidad, pero este año no es el caso.

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Cada vez menos turistas

Los gloriosos días de la producción automovilística en Wolfsburgo están expuestos en el Museo Volkswagen. En él se exhiben todos los modelos más populares de la compañía, incluido el famoso "escarabajo", que se produjo más de un millón de veces entre 1938 y 2003. También el minibús VW, el vehículo favorito de la generación flower-power alemana de finales de los 60.

El museo es visita obligada para los turistas. Más de 300.000 acuden cada año a conocer Wolfsburgo. También la llamada "Autostadt" (ciudad del automóvil) es un punto de atracción: un parque temático del automóvil, con 28 hectáreas, que ofrece una visión del "mundo de la movilidad". Un taxista dice a DW que cada vez menos turistas vienen a visitar Wolfsburgo, y señala que, hace varios años, las compañías de taxis "apenas podían hacer frente a la demanda de turistas y viajeros de negocios".

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El taxista de Wolfsburg tiene una opinión clara sobre Volkswagen y su liderazgo mundial en la era de los motores de combustión: "Esos tiempos ya pasaron", sentencia. (ms/ers)

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