Recientemente, un fenómeno viral ha captado la atención de millones de usuarios de redes sociales como TikTok: la autodenominada Patrulla Espiritual y su inusual forma de ayudar.
Este grupo, encabezado por personajes como Jesús Ignacio, conocido como “El Chiquilín”, se ha hecho viral por sus videos en los que se acercan a personas en situación de calle, presuntamente afectadas por adicción a algún tipo de droga, y las “rescatan” en un proceso que, aunque presentado de forma humorística y ligera, esconde una realidad preocupante, el aumento de personas afectadas por la drogadicción y la poca empatía respecto a los “tazos dorados” que en muchos casos son llevados en contra de su voluntad.
El formato de los videos es sencillo y directo. Un grupo de personas aborda a hombres en estado de ebriedad o bajo el efecto de alguna droga, los “convencen” de subir a su vehículo y los trasladan a centros de rehabilitación, conocidos como “anexos”.
La polémica Patrulla Espiritual
Este tipo de procedimientos, si bien pueden estar amparados por normativas legales, generan controversia debido a su enfoque involuntario, a menudo violento y la falta de supervisión médica adecuada.
En dicho material, los miembros de la Patrulla Espiritual, con un tono de broma y frases como “¿Nunca te dijeron que eres un tazo dorado?”, abordan a personas vulnerables en las calles. El humor se convierte en una capa que suaviza la severidad del acto de arrastrar a alguien a un centro de rehabilitación sin su consentimiento, lo cual ha generado preocupaciones legales y éticas.
Aunque el propósito declarado de la Patrulla Espiritual es ayudar a las personas a superar sus adicciones y reincorporarse a la sociedad, el método usado, llevar a los individuos a estos centros sin su voluntad, se ha convertido en una cuestión polémica.
Riesgos del internamiento involuntario
La pregunta sobre la legalidad de estos internamientos involuntarios tiene una respuesta matizada. De acuerdo con la NOM-028-SSA2-1999, existen protocolos legales para el tratamiento de adicciones, pero estos requieren el consentimiento de la persona afectada y la intervención de profesionales de la salud que puedan garantizar la seguridad del paciente durante el proceso. Sin embargo, los videos de la Patrulla Espiritual, aunque grabados como parte de un contenido viral, muestran procedimientos que podrían interpretarse como privación de la libertad en términos legales.
La situación es aún más delicada por el contexto de los anexos, lugares que, en ocasiones, carecen de las condiciones adecuadas para tratar de forma segura y efectiva a las personas con adicciones. Además, el síndrome de abstinencia de las drogas puede poner en riesgo la vida de aquellos que son sometidos a estos procesos sin la supervisión médica necesaria.