El fenómeno conocido en Europa como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), que recientemente azotó Valencia, España, causando pérdidas humanas y materiales, tiene una probabilidad muy baja de presentarse en México, según Víctor Manuel Torres Puente, investigador postdoctoral del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM.
Torres Puente explicó que DANA se forma en las capas medias y altas de la atmósfera, donde queda aislada del flujo atmosférico principal. Estas bajas segregadas suelen desplazarse hacia zonas tropicales, generando precipitaciones intensas. En América del Norte, este fenómeno es conocido como Baja Segregada, y aunque es inusual en México, se ha registrado en dos ocasiones: en 1967 y en 2016, durante el invierno.
Eventos históricos en México
En 1967, este fenómeno provocó una inusual nevada en la Ciudad de México, mientras que en 2016, afectó zonas áridas como Querétaro, donde se registraron hielo y nieve. Aunque DANA suele presentarse en verano y otoño, también puede hacerlo en invierno, generando precipitaciones intensas, bajas temperaturas y condiciones atmosféricas inestables.
Factores que intensifican DANA
El académico señaló que el impacto de este fenómeno depende de factores como la intensidad de las tormentas, los contrastes térmicos en la superficie y la topografía. En el caso de Valencia, su efecto fue devastador debido a la combinación de una región montañosa y altos niveles de humedad, lo que alimentó las lluvias torrenciales.
Cambio climático y los fenómenos extremos
Torres Puente enfatizó la importancia de profundizar en los estudios meteorológicos y recopilar datos a largo plazo para comprender mejor la relación entre estos fenómenos y el cambio climático.
Aunque DANA no es recurrente en México, el calentamiento global podría intensificar o modificar los patrones meteorológicos, como ha ocurrido con los huracanes más recientes.
Finalmente, el especialista recordó que eventos similares a DANA también han causado estragos en otras partes del mundo. Por ejemplo, en Marruecos, lluvias intensas ligadas a este fenómeno inundaron el desierto del Sahara y afectaron áreas montañosas cercanas, demostrando su potencial destructivo. “Estudiar estos fenómenos y prepararse para sus posibles impactos es crucial”, concluyó el investigador.