Después de meses de controversias por su creciente posicionamiento en San Luis Potosí, el empresario potosino Gerardo Sánchez Zumaya, de 34 años, enfrenta una nueva polémica. Este martes, su nombre salió a relucir en acusaciones de un presunto saqueo millonario a través de contratos irregulares con Petróleos Mexicanos (Pemex), señalamientos que también apuntan al gobernador del estado, Ricardo Gallardo Cardona.
En exclusiva para Publimetro, Sánchez Zumaya rompió el silencio, calificando las acusaciones como difamaciones orquestadas por el propio mandatario estatal. El empresario negó categóricamente tener carpetas de investigación abiertas en su contra por la Fiscalía General de la República (FGR) o la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda.
This browser does not support the video element.
Además, Sánchez Zumaya aseguró que hace unos días el Gobierno Federal reactivó una investigación de la UIF de 2020 que involucra a Ricardo Gallardo, 19 personas cercanas a él y 20 empresas, algunas presuntamente vinculadas a la familia del gobernador. El empresario aprovechó para defender su nombre y señalar lo que considera un intento de desprestigiarlo en el marco de su creciente influencia en la política local.
Se te acusa de realizar un saqueo millonario mediante contratos irregulares, ¿eres facturero?
— Es una vil mentira. Los contratos con Pemex no son como se dice. Mi responsabilidad es con la empresa, y las cantidades no corresponden a lo que afirman. Se trata de 540 millones de pesos en tres contratos: dos de ellos fueron por licitación pública internacional, y el tercero, una compra por emergencia de una bomba, se realizó mediante adjudicación directa.
¿De dónde crees que viene la campaña en tu contra?
— El gobierno de Ricardo Gallardo y muchas empresas rivales que no han logrado crecer en el ámbito petrolero me han perseguido a mí, a mi familia. El 90% de mis ingresos proviene de particulares, no de paraestatales. Mientras tanto, estamos trasladando parte de nuestros negocios a Estados Unidos de forma legal, tanto en el sector de la construcción como en la exportación de hortalizas.
¿A qué crees que se deba?
— Se dice que hay envidia hacia mi persona, algo muy desagradable. Me tachan de facturero, pero lo que realmente veo es algo muy poco profesional: una campaña para destruir mi imagen, probablemente financiada por alguien. Las denuncias son anónimas, sin pruebas ni fundamentos. Es una mentira decir que la Fiscalía me buscó por temas de factoraje; eso es completamente falso. No tengo ninguna orden de aprehensión, ni estoy relacionado con temas de la UIF. Todo es mentira. No tengo nada que esconder.
¿Vas a dejar de hacer labor social antes esta campaña en tu contra?
— Voy a seguir adelante, no me importa la política. Si me dicen que no hay cobertura, feliz de la vida. Si el pueblo quiere que sea gobernador, adelante, pero no es algo que tenga que ser a la fuerza. Mi prioridad es continuar con mi fundación y seguir ayudando, porque eso es lo que realmente me llena como ser humano: apoyar al prójimo.
¿A qué crees que se deba?
— Sí, me han amenazado, que del Cártel del Golfo, que del Cártel de Jalisco, pero no me he bajado ni lo haré. No tengo miedo a morir; que sea lo que Dios quiera. Si estoy en esto es porque Dios tiene un propósito para mi vida. No temo que intenten algo en mi contra, pero lo único que deseo es que vivamos en un estado de paz y que termine la persecución política. Me parece injusto que vulneren la tranquilidad de mi familia.
¿Si tuvieras al gobernador Gallardo de frente qué le dirías?
— Le he dicho muchas cosas, pero hoy mi esposa me dio un consejo: ‘No lo confrontes’. Y estoy de acuerdo. Solo pido un verdadero Estado de Derecho, porque sería muy egoísta de mi parte exigir respeto solo para mí y no para los maestros, sindicalizados y burócratas, que son quienes más sufren las consecuencias del lastre económico y la inseguridad que se vive en San Luis Potosí.
Yo solo quiero ser feliz teniendo a mis hijos en casa, sin problemas. Eso es lo único que anhelo, y voy a luchar por lograrlo.