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Guerrero padece desabasto de tamarindos y mango Ataulfo, ¿ve a qué se debe?

Los huracanes Otis y John provocaron un efecto inesperado: la devastación de árboles frutales tan importantes para la economía del estado, reportan voluntarios de World Vision México

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Guerrero. Productores de los dulces típicos de tamarindo no contarán con la materia prima los siguientes meses en Guerrero. (Cuartoscuro / especial)

Los huracanes Otis (octubre de 2023) y John (septiembre de 2024) en Guerrero, además de dejar a miles de personas sin hogar, provocar el cierre de escuelas y causar una emergencia sanitaria y de insumos básicos en varios municipios del estado, tendrá otro efecto a mediano plazo: desabasto de tamarindo y de mango Ataulfo.

Cecilia Feria, directora regional Centro de la organización World Vision México, así como Leopoldo Rubio, coordinador de operaciones en Guerrero de la misma, platicaron a Publimetro que además de los daños que se dieron a conocer tras el impacto de ambos meteoros, los siguientes meses se presentará el desabasto de estos productos característicos de la zona.

¿Qué pasó con los tamarindos y mangos en Guerrero?

En el caso de tamarindo, esto se debe a que son árboles de raíces poco profundas, de modo que los vientos y la fuerza de la corriente tras las inundaciones arrasaron con una gran cantidad de ejemplares en la zona de la Costa Chica de Guerrero.

Por esta razón, los siguientes meses es probable que se reduzca la oferta de tamarindo, que es uno de los productos que típicamente consumen los turistas que visitan Acapulco.

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Guerrero. Una madre vende tamarindos en una comunidad para poder sostener a su familia ya que tiene 3 niños. (FOTO: BERNANDINO HERNÁNDEZ /CUARTOSCURO.COM)

Respecto a los mangos Ataulfo, que se produce en gran cantidad en esa zona, las copas de estos árboles quedaron devastados desde el paso del huracán Otis, se encuentran deshojados y eso impide la producción del fruto, por lo que desde el año pasado no hubo los mangos que tradicionalmente se vendían a granel.

Si bien estos árboles de mangos no fueron derrumbados en la misma proporción que los de tamarindo en los municipios de Guerrero, el daño a las plantaciones impedirá retomar la producción en algunos meses.

Esto provocará el encarecimiento de estos dos frutos en particular, vaticinaron los representantes de World Vision México, organización dedicada a brindar ayuda a infantes, quienes en particular en el estado de Guerrero —tras la pandemia y los embates de los huracanes Otis y John—, acumulan al menos cinco años de carencias, rezago educativo, mala nutrición, deshidratación y, sobre todo, son víctimas de la violencia.

Asistencia de World Vision México a poblaciones en Guerrero

En un conversatorio con periodistas, los trabajadores humanitarios Cecilia Feria y Leopoldo Rubio compartieron su testimonio sobre el reto que han enfrentado para brindar asistencia a los miles de infantes que viven en el estado de Guerrero.

Indicaron que tras el paso de Otis, aún estaban en labores de apoyo, cuando los impactó el huracán John, que causó 90 horas continuas de lluvias y eso provocó el desbordamiento del río Papagayo, devastando caminos, arrasando viviendas de adobe y afectan miles de hectáreas de cultivo.

También expresaron su pesar por los graves índices de violencia que se registran en municipios de Guerrero que ha llegado a poner en riesgo su integridad para entrar a las comunidades a brindar ayuda humanitaria, educación, brigadas de salud, entre otros.

En compañía de otros representantes de World Vision México, Feria y Rubio lanzaron un llamado a mantener el apoyo a las zonas vulnerables de Guerrero que han sufrido continuas emergencias y de las que aún no se reponen.

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Guerrero. Colonias ubicadas en la periferia del puerto de Acapulco, continúan bajo tierra y lodo, después de las inundaciones que causaron varios días de lluvia que provoco el huracán John. (FOTO: CARLOS ALBERTO CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM)

Indicaron que solo en las comunidades del estado se cuantifican más de 20 mil menores en condiciones de vulnerabilidad y que crecen en medio de un ambiente de violencia cada vez más normalizada.

En una cruda realidad, relataron que como trabajadores humanitarios están constantemente expuestos o en riesgo, por lo que toman medidas de protección extraordinarias, como regresar a más tardar a las 16:00 horas o el uso de radios para llevar los apoyos hasta múltiples comunidades a las cuales incluso se trasladan caminando por la devastación de los caminos que impiden a las propias autoridades acercarse para brindar programas.

Reconocieron que a muchas de estas poblaciones no pueden entrar sin el acompañamiento de los agentes de la Guardia Nacional, o sin la protección de los habitantes locales, pero confían en que podrán mantener la asistencia para apoyar a estos miles de infantes que son las víctimas indirectas de lo que se vive en el estado.

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