Un piloto británico descubrió en 1926 que la última maravilla del mundo antiguo escondía un secreto estructural.La Gran Pirámide de Guiza, conocida por ser la última de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que aún se mantiene en pie, guarda un secreto que pocos pueden ver desde el suelo. Aunque a simple vista parece una pirámide de cuatro caras, investigadores y entusiastas han descubierto una peculiaridad que cambia nuestra percepción de este monumento: en realidad, podría tener ocho lados.
Recientemente, diversos medios han vuelto a poner el foco en esta maravilla arquitectónica en Egipto, centrando su atención en un estudio de 2023 publicado en Archaeological Discovery. En esta investigación, Akio Kato, del Departamento de Matemáticas y Física de la Universidad de Kanagawa, revela la sutil complejidad de este coloso de piedra. En su artículo, Kato explica que cada una de sus cuatro caras principales esconde una concavidad que se extiende desde la base hasta el vértice, creando una geometría octogonal que trasciende la aparente simplicidad de su forma piramidal.
"Cada cara está ligeramente dentada a lo largo de su línea central, desde la base hasta la cúspide", detalla Kato en su estudio. "En otras palabras, la Gran Pirámide es una pirámide octogonal cóncava, en lugar de la pirámide cuadrada estándar".
La revelación moderna de este antiguo secreto tiene su propio relato histórico. Según resume Kato en su estudio, en 1926, el piloto P. Groves de la Fuerza Aérea Británica capturó las primeras imágenes aéreas de la pirámide. Desde esa perspectiva privilegiada, se apreciaba una sutil concavidad en cada una de sus caras, creando la ilusión de una estructura octogonal. Esta característica es imperceptible desde el suelo y solo con la iluminación adecuada desde el aire se puede apreciar en su totalidad.
Esta observación encontró eco en 1940, cuando el egiptólogo Flinders Petrie identificó las líneas huecas que recorrían el centro de cada cara, un descubrimiento que I.E.S. Edwards posteriormente documentaría en su obra "Las pirámides de Egipto" (1975), señalando la singularidad de esta característica entre todas las pirámides conocidas.
No obstante, según el estudio de Kato, las particularidades estructurales de la Gran Pirámide podrían extenderse más allá de lo imaginado. El investigador menciona un trabajo reciente de 2022, que mediante el uso de tecnología moderna de radar, demostró que las tres pirámides de Guiza –Khufu, Khafre y Menkaure– comparten la misma naturaleza octogonal.
¿Por qué construir así la Gran Pirámide de Giza?
De acuerdo con el estudio de Kato, esta estructura podría no ser casual. Las hendiduras parecen añadir estabilidad y longevidad a la construcción de 138 metros de altura. Las capas inclinadas, junto con la base reforzada, podrían haber sido necesarias para que la pirámide resistiera fuerzas naturales como la compresión gravitatoria, los terremotos y las tormentas de lluvia.
"El punto crucial sobre la estabilidad es que los efectos de tales fuerzas naturales son bastante diferentes entre el núcleo de los cursos inclinados y el de los cursos de verdadero nivel, en el sentido de que el primero puede tensarse para hacerse más fuerte con el tiempo, pero el segundo se desintegraría para ser más débil con el tiempo", escribió Kato en su estudio.
Aun así, el misterio persiste en los intersticios de la historia: ¿fue esta configuración octogonal una decisión consciente de los antiguos arquitectos egipcios para asegurar la inmortalidad de su obra, o surgió como resultado fortuito de su proceso constructivo? Los antiguos egipcios, aunque dotados de un ingenio extraordinario como atestigua la supervivencia de sus monumentos, no eran infalibles en su búsqueda de la perfección arquitectónica. Como informa IFL Science, por ejemplo, es posible que los constructores abandonaran varios pasillos y salas sellados de las pirámides egipcias al comprobar que eran inestables.
La revelación de esta característica ha provocado asombro incluso en redes sociales, donde algunos expresan su asombro ante lo que perciben como un "nuevo" descubrimiento, aunque en realidad los expertos lo conocen desde hace casi un siglo.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Archaeological Discovery, IFL Science y The Jerusalem Post