La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) clasificó como reservada la información relacionada con la cantidad de celulares decomisados en los Reclusorios de la Ciudad de México durante el último sexenio, lo que pone en duda si las autoridades capitalinas realmente combaten las extorsiones telefónicas realizadas desde los centros de reclusión.
En respuesta a una solicitud de información, la Subsecretaría del Sistema Penitenciario afirmó que se obstaculizarían las acciones en materia de prevención de delitos que se realizan en los penales si se llegara a conocer los datos; y es que muchos de los intentos de ingreso de los diferentes objetos y sustancias prohibidas a los internos se llevan a cabo por parte de la delincuencia organizada.
La secretaria de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso CDMX, Olivia Garza –promovente de la solicitud– agregó que la Subsecretaría del Sistema Penitenciario reservó la información bajo el argumento de que al darse a conocer esos datos, la delincuencia organizada podría organizar motines al interior de los penales.
“Nos responden que no darán respuesta porque la delincuencia organizada les puede desestabilizar los penales con motines y actos de violencia a tal grado que se les complicaría evitar la evasión de reos”, explicó Garza.
De acuerdo con la legisladora, en la solicitud de información que realizó a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, preguntaron a la Secretaría de Seguridad Ciudadana el número de teléfonos celulares y chips decomisados, en qué reclusorios se realizaron las incautaciones y qué hicieron con los aparatos decomisados, todo en un lapso de los últimos seis años.
“Lo reservaron por tres años, ahí está su transparencia, ahora no podemos saber si están haciendo algo con las extorsiones desde los penales o están del lado de la delincuencia”.
— Olivia Garza
También recordó que a finales de 2005, el Gobierno capitalino instaló bloqueadores de señal telefónica en los centros de reclusión locales con el objetivo de inhibir las llamadas de los reos, tiempo en el que las autoridades –estimaban– que había unos mil 500 celulares al interior de los penales.
Y es que tan solo en 2021, las autoridades penitenciarias decomisaron 2 mil 839 celulares, lo que no sólo duplicó el número de aparatos que había en 2005, si no lo superó pues los cateos continuaron sin que hasta el momento hayan podido evitar el ingreso de los teléfonos.
Ingresos en Centros de Seguridad Penitenciaria
Desde 2018 se han registrado el ingreso de armas, drogas, celulares y otro tipo de diferentes artículos al Centro Varonil de Seguridad Penitenciaria l y ll –que se encuentran a un lado del Reclusorio Norte y que albergan cerca de 400 personas– mismos que fueron inaugurados en 2015 por Miguel Ángel Mancera y que albergan sentenciados de alto riesgo.
De acuerdo con cifras de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, se identificó que desde el 2018 se comenzó a encontrar a la población interna en ambas torres de reclusión, celulares y droga, pero en baja cantidad. En ese año, se encontraron 13 celulares, 70 carteritas de mariguana y 15 grapas de cocaína, además de tres navajas y tres puntas.
Mientras que, en 2019 los cateos en los dos centros de alta seguridad arrojaron un cambio en los resultados, pues se hallaron 69 celulares, 280 gramos de mariguana, 193 carteritas de enervante, 82 grapas, 17 navajas y puntas y comenzó a aparecer cerveza.
Y en 2020, se decomisaron 87 celulares, mil 698 gramos de mariguana, 238 paquetes con el mismo material, 76 paquetes de cocaína, 62 puntas y navajas y 252 aparatos eléctricos y electrónicos prohibidos, generando una tendencia al alta.
Anteriormente, Olivia Garza –cuando era la directora de la Asociación Civil Modernizando el Sistema Penitenciario– comentó que en el último decomiso (2022) se identificaron cerca de mil 700 paquetes de marihuana, teniendo un aumento entre cada año -desde el 2018- del 10% de objetos ilícitos decomisados.
Indicó que el mecanismo para que accedan los productos ilícitos se genera entre una persona o familiar que quiera ingresar y un custodio, al cual se le tiene que pagar una dádiva para poder acceder con cualquier tipo de sustancias o armas.
“El mecanismo evidentemente es por la puerta, pasan los torniquetes y evidentemente el custodio, que es el primer contacto con el que la persona que está afuera, el familiar es el que ha de estar metiendo los artículos, este familiar tiene contacto con el custodio, paga una dádiva y entra sin problema, porque además todos los sabemos, si tú hoy quieres entrar a un penal y tu pantalón no es el correcto, pues te cobran, cualquier pretexto es bueno para cobrarte y entrar a un penal”.
— Olivia Garza
Añadió que ante el ingreso de armas y drogas, se debe capacitar a los custodios, ya que “la cadena de corrupción empieza en la calle, empieza en la puerta del reclusorio y es con los custodios, hay que capacitar a los custodios, hay que sensibilizarlos”.