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Iceberg A23a, el más grande del mundo, se desplaza y amenaza ecosistemas marinos

Este colosal bloque de hielo, que mide aproximadamente 3,900 kilómetros cuadrados, es más del doble del tamaño de la Ciudad de México

El iceberg A23a, el más grande y antiguo del mundo, ha comenzado a desplazarse tras más de 30 años estancado en el Mar de Weddell, en la Antártida. Este colosal bloque de hielo, que mide aproximadamente 3,900 kilómetros cuadrados (más del doble del tamaño de la Ciudad de México) y pesa cerca de un billón de toneladas, se dirige ahora hacia el Atlántico Sur, impulsado por la Corriente Circumpolar Antártica.

Un iceberg con décadas de historia

El A23a se desprendió de la plataforma de hielo Filchner en 1986, pero permaneció atrapado durante tres décadas cerca de las Islas Orcadas del Sur debido a un fenómeno oceánico conocido como la columna de Taylor, que mantuvo el agua en un estado de estabilidad que impidió su movimiento. Según el British Antarctic Survey (BAS), el reciente cambio en las condiciones oceánicas permitió que el iceberg se liberara y comenzara su viaje hacia latitudes más cálidas.

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Impacto ecológico del A23a en su trayectoria

El desplazamiento del A23a ha despertado el interés de los científicos, quienes están estudiando los efectos de los icebergs gigantes en los ecosistemas marinos. Laura Taylor, bioquímica del proyecto BIOPELO del BAS, señaló:


Sin embargo, su presencia también podría generar consecuencias negativas para la fauna local, como focas, pingüinos y aves marinas, al alterar sus hábitats y fuentes de alimentación.

El futuro del A23a

Se espera que el A23a llegue a las proximidades de la isla de Georgia del Sur, donde comenzará a fragmentarse debido al contacto con aguas más cálidas. Este proceso podría liberar nutrientes esenciales, como hierro y minerales, favoreciendo el crecimiento de vida marina. Sin embargo, también podría alterar los ciclos biogeoquímicos del océano y las dinámicas de los ecosistemas locales.

Cambio climático y el deshielo acelerado

El desplazamiento del A23a pone en evidencia los efectos del cambio climático en la Antártida. Informes recientes del BAS destacan que 2023 y 2024 han sido años con niveles de hielo marino por debajo de la media histórica, lo que refleja anomalías vinculadas al aumento de las temperaturas globales y a la alteración de los patrones oceánicos.


Mientras el A23a continúa su recorrido hacia el Atlántico Sur, científicos de todo el mundo seguirán monitoreando su impacto, tanto en los ecosistemas marinos como en el equilibrio climático global.

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