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Austria se encamina hacia su primer gobierno encabezado por un ultraderechista

Herbert Kickl, líder del partido ultraderechista FPÖ y ganador de las elecciones de septiembre con el 29 % de los votos. DW

FPÖ, partido fundado tras la Segunda Guerra Mundial por antiguos jerarcas y simpatizantes nazis, podría liderar por primera vez el gobierno austriaco, tras haber participado como socio minoritario en 2000 y 2017.Austria podría tener por primera vez desde 1945 un jefe de Gobierno de extrema derecha, una posibilidad que se ha vuelto más concreta este fin de semana tras fracasar los intentos de formar un Gobierno que excluyera al partido ultraderechista FPÖ de Herbert Kickl, vencedor en las elecciones de septiembre.

Los acontecimientos se han precipitado desde el viernes pasado, cuando el pequeño partido Neos (neoliberal) anunció que abandonaba las negociaciones en curso con conservadores y socialdemócratas sobre una coalición tripartita.

El presidente del país, el progresista Alexander Van der Bellen, quien siempre ha manifestado sus reservas sobre Kickl como canciller federal, anunció este domingo (05.01.2025) que recibirá al líder ultraderechista mañana lunes.

"Se han debilitado las voces en el seno del (partido conservador) ÖVP que descartaban una cooperación con Kickl" tras la retirada de Karl Nehammer –canciller federal en funciones– como presidente de la formación, dijo el jefe del Estado en una breve comparecencia televisada desde el Palacio Hofburg, sede de la presidencia.

El bloqueo político agita el panorama austriaco

El país alpino, miembro de la Unión Europea, se sumió en la incertidumbre política el sábado después de que el primer ministro conservador Karl Nehammer pusiera fin a las negociaciones para formar un gobierno centrista sin la extrema derecha, que ganó las elecciones legislativas de finales de septiembre.

Nehammer anunció que dimitiría "en los próximos días" como canciller y presidente del Partido Popular austriaco (ÖVP), cargos que ocupaba desde finales de 2021, prometiendo "una transición ordenada".

Los dos partidos tradicionales reconocieron, entre mutuas acusaciones, que no pudieron salvar sus diferencias programáticas, especialmente sobre las fórmulas para reducir el excesivo déficit presupuestario.

Durante una reunión de los líderes de su formación el domingo, el secretario general del movimiento, Christian Stocker, fue designado jefe del partido en funciones.

Stocker declaró que su partido le había autorizado a iniciar negociaciones de coalición con la extrema derecha.

"Este país necesita un gobierno estable hoy, y no podemos seguir perdiendo un tiempo que no tenemos en campañas electorales o en elecciones", añadió.

Del rechazo al diálogo institucional

Stocker celebró la decisión del presidente de dialogar con el líder de extrema derecha, cuyo partido logró casi el 29 % de los votos en las legislativas del 29 de septiembre, pero que hasta ahora no había encontrado socios para formar gobierno.

Por el momento no está claro si Van der Bellen pedirá al partido de extrema derecha –al que los últimos sondeos dan una estimación de voto del 35 %– que intente formar un gobierno.

El FPÖ, uno de los partidos de extrema derecha más antiguos de Europa, fundado tras la Segunda Guerra Mundial por antiguos jerarcas y simpatizantes nazis, podría encabezar por primera vez un gobierno nacional, aunque ya ha subido al poder en varias ocasiones como socio minoritario.

El canciller Nehammer, que en el pasado dijo estar dispuesto a mantener discusiones con el FPÖ, aunque descartó trabajar con su líder, lamentó el sábado no haber podido crear una "fuerza del centrismo político para construir un muro contra los radicales".

El ÖVP quedó segundo en las elecciones legislativas, con el 26 % de los votos, seguido de los socialdemócratas (21 %).

La formación conservadora participó en distintos gobiernos del país de 9 millones de habitantes desde 1987 y gobernó dos veces con el FPÖ, su socio minoritario, en 2000 y 2017.

FEW (AFP, EFE)

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