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Sheinbaum: cien días profundizando en la transformación

La primera presidenta de México cumple cien días de gobierno con niveles récord de aprobación, pero el sexenio se presenta "complicado", según los expertos, en gran parte por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.Claudia Sheinbaum cumple este jueves cien días al frente de la Presidencia de México. Pasado este período de gracia que tradicionalmente se suele conceder a los nuevos gobernantes, se puede hacer ya una primera evaluación de su presidencia. Y la primera valoración llegó hace dos días con una encuesta que le otorgaba un altísimo nivel de aprobación entre el electorado mexicano. "Los desafíos son grandes, pero su popularidad, que ronda el 78% según la encuesta de enero de El Financiero, refleja que, al menos hasta ahora, el país le está dando su confianza", resume Roberto Wohlgemuth, experto en inteligencia electoral.

"Es innegable que Claudia Sheinbaum es la heredera política de López Obrador", añade. "Ha mantenido como eje central la redistribución de la riqueza, la austeridad republicana y los programas sociales que definieron el sexenio de AMLO". De hecho, nada más acceder al poder, Sheinbaum presentó sus '100 compromisos para el Segundo Piso de la Cuarta Transformación'. El propio título del documento ya daba a entender que, aunque se iba a continuar con las políticas progresistas del anterior mandato, ella pretendía llevarlas a otro nivel. Por supuesto, en cien días no ha tenido tiempo de cumplir esos cien compromisos, pero sí ha empezado a subir escalones en ese ascenso.

"Sheinbaum ha mostrado un enfoque más técnico y menos polarizante, priorizando la gestión eficiente y abriendo canales de diálogo con sectores que no siempre estuvieron alineados con López Obrador", afirma Wohlgemuth. Uno de sus grandes retos internos, opina el experto, CEO de Rubikon Intel, con sede en Canadá, "será mantener la cohesión de Morena y su base política".

"Si bien tiene un sólido respaldo popular, deberá lidiar con las tensiones internas y posibles fracturas en el movimiento, además de garantizar que sus decisiones sean percibidas como inclusivas para sectores que aún desconfían de la Cuarta Transformación", explica. Aunque otros especialistas ven un continuismo demasiado marcado, al menos de momento.

"Yo tengo la sensación de que los primeros cien días de Sheinbaum son más bien los últimos cien días de López Obrador", dice gráficamente Salvador Martí Puig, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Girona. "Porque lo que ha hecho durante el interregno, básicamente, ha sido terminar de pasar una agenda política que era herencia del anterior sexenio", continúa, citando en concreto la polémica reforma del poder judicial. Eso sí, concede, "parece que hay un cambio de estilo". Por ejemplo, Sheinbaum ha mantenido las mañaneras, las ruedas de prensa diarias que hacía López Obrador, pero no son tan extensas y su estilo es menos retórico.

Una agenda propia más allá de cien días

No está tan de acuerdo Antonio López Vega, y profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense. "En la historia de México eso siempre ha pasado: se veía a los presidentes salientes que designaban a sus candidatos sucesores como que fueran a tener un cierto tutelaje sobre el sucesor… y siempre ha pasado que, cuando llegan a la presidencia, cada uno es muy libre de marcar su propio destino", afirma desde ese país, donde se encuentra como profesor invitado del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

"Aquí los períodos constitucionales son de seis años y lo que cabe esperar es una cierta propia agenda de Sheinbaum, que es una mujer muy vinculada al mundo académico y con un ideario político propio" que ha sabido, además, rodearse de un equipo con nombres de gran prestigio para su gabinete, destaca López Vega. Para él, "desde un punto de vista de la perspectiva feminista, Sheinbaum es un icono y un auténtico acontecimiento histórico". Una de las medidas iniciales de la primera presidenta en la historia de México fue precisamente un paquete de reformas constitucionales para garantizar, entre otras cosas, la igualdad salarial entre hombres y mujeres, la paridad en cargos públicos o el derecho a una vida libre de violencia. Y la creación de una Secretaría de las Mujeres, recogida ya en esas cien medidas citadas.

Esa misma semana presentó un plan nacional de seguridad que trataba de atender "las causas de la violencia” sin caer en otra "guerra contra el narcotráfico” (que tan sangrientos resultados obtuvo durante el gobierno de Felipe Calderón). Sin embargo, en la encuesta citada, el gobierno de Sheinbaum no salía tan bien parado en cuestiones como la gestión del problema de la violencia y el crimen organizado. Y tampoco en la lucha contra la corrupción, otra de sus prioridades en la que ha empezado a dar pequeños pasos, relacionados con la transparencia en las adjudicaciones públicas.

El regreso de Donald Trump

En lo que sí coinciden los expertos es en que el sexenio, pasados estos cien días, no va a ser un camino de rosas. "Parece que va a ser un sexenio complicado”, resume Martí Puig. "De responder a las políticas de Estados Unidos, con el tema de la economía, del desorden internacional, de la voluntad ya expresada por López Obrador de que el país se hiciera un hueco clave en el Sur Global… habrá que ver hasta qué punto México se lo podrá permitir o no", cuestiona.

Desde luego, el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca va a marcar en gran medida el sexenio de Sheinbaum. Cuestiones como la violencia o la inmigración han sido una constante en su discurso antes de asumir la presidencia. "Hubiera sido para ella mucho más plácido con una victoria de Kamala Harris, sin duda", afirma el politólogo catalán. Sin embargo, hasta ahora, la respuesta de Sheinbaum ha convencido tanto a la ciudadanía mexicana como a los especialistas. "Este enfoque contrasta con el caso de su contraparte canadiense, quien se convirtió en la primera víctima política de Trump tras renunciar a su cargo de primer ministro esta semana, en medio del tumulto provocado, entre otras cosas, por las amenazas tarifarias", compara Wohlgemuth. "Al menos hasta ahora, el país le está dando su confianza", concluye.

(ers)

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