Esta semana, la prensa alemana tematiza las declaraciones de Trump sobre el Canal de Panamá, Canadá y Groenlandia.En una conferencia de prensa, el futuro presidente estadounidense Donald Trump amenaza con tomar el control de Groenlandia y del Canal de Panamá. Las insinuaciones de Trump sobre el futuro del Canal de Panamá despiertan un viejo trauma en América Latina, escribe el diario alemán Sueddeutsche Zeitung: "Tanto si las insinuaciones van en serio o no, las amenazas desde el Norte están despertando un trauma profundamente arraigado en Panamá y en toda América Latina. En los siglos XIX y XX, EE.UU. interfirió innumerables veces en los asuntos de su supuesto 'patio trasero', derrocando gobiernos, matando gente y explotando económicamente la región. La historia del Canal de Panamá es un excelente ejemplo de ello.
Es probable que las amenazas de Trumpno estén motivadas únicamente por consideraciones económicas, sino también militares. Los estadounidenses también utilizan el canal para desplazar unidades de la Marina entre el Atlántico y el Pacífico o para abastecer de suministros a los barcos. Con este telón de fondo, los responsables militares estadounidenses advierten que la creciente presencia china en Panamáplantea un grave problema estratégico. China controla ahora dos puntos estratégicamente muy importantes del Canal de Panamá: los puertos de Balboa, en el Pacífico, y Colón, en el Atlántico. Están gestionados por un holding con sede en Hong Kong."
Como el emperador de América
El diario suizo Neue Zürcher Zeitung apunta: "No sorprende que Trump no quiera descartar el uso de la fuerza militar. 'Para él, las ideas extremas parecen ser una estrategia de negociación', escribía el martes el Washington Post. Al igual que el presidente Richard Nixon, Trump también se considera partidario de la llamada 'teoría del loco'. Este enfoque supone que un jefe de Estado al que se percibe como dispuesto a todo y como loco tiene más posibilidades de persuadir a sus socios negociadores para que hagan concesiones.
La idea de que las grandes potencias deben afirmar su influencia en su vecindad y hacer valer sus intereses frente a los Estados más débiles no es nueva. Y, básicamente, Trump parece pensar en la misma línea que el líder del Kremlin, Vladimir Putin. Al igual que la propaganda rusa, el futuro presidente estadounidense sugirió el martes que la posible adhesión de Ucrania a la OTAN fue el detonante de la agresión bélica."
El derecho del más fuerte
El diario alemán Tageszeitung subraya: "Sí, el 'loco' ha vuelto. Es el estilo y el objetivo de Trump hacer que el mundo entero mueva la cabeza con incredulidad. ¿No va a hacerlo de verdad? ¿Lo dice en serio? Es precisamente esta pregunta la que siempre deja deliberadamente en el aire, planteando exigencias descabelladas, sin descartar nada, sin anunciar nada concreto y deleitándose con los jadeos que genera, especialmente entre los aliados de Estados Unidos. Quienquiera que sea el cascabel más ruidoso y agresivo de la sala establece la agenda, todos los demás tienen que reaccionar.
Esta es la idea que tiene Trump de las relaciones con sus aliados bajo la premisa de America First. No se trata de confianza y valores compartidos, se trata de que la parte más fuerte, que Trump cree que es Estados Unidos, haga valer sus intereses, o al menos Trump puede afirmar que logró forzar un gran acuerdo. No importa si al final el Canal de Panamá vuelve a estar bajo control estadounidense: si Trump pudiera conseguir aunque sólo fuera unos pocos puntos porcentuales de reducción de las tarifas de tránsito para los barcos con bandera estadounidense, ya habría ganado. Si lo consigue, lo celebrará como un gran triunfo; si no, nunca volverá a plantear la cuestión. Los aliados no pueden aceptar ese estilo, pero tampoco pueden impedirlo. El trumpismo choca, y por eso funciona."
(gg/ers)