El análisis del genoma de más de medio centenar de individuos de la Edad de Hierro revela el empoderamiento social y político de las mujeres en comunidades de hace 2.000 años.Un nuevo análisis de ADN de restos humanos de hace unos 2.000 años podría cambiar la concepción de las sociedades prehistóricas. Arqueólogos de la Universidad de Bournemouth (Reino Unido) y genetistas del Trinity College de Dublín (Irlanda) publican en la revista Nature una investigación en la que descifran la estructura de la sociedad británica de la Edad de Hierro, evidenciando el empoderamiento político y social de la mujer de aquella época.
Un análisis de genomas de hasta 57 individuos desenterrados y pertenecientes a las llamadas comunidades durotrigianas, ubicadas cerca de la localidad británica de Dorset, en el sur de Gran Bretaña, revela unas sociedades matrilocales y matrilineales, es decir, comunidades basadas en el control de la mujer sobre la línea genealógica y en la madre como el epicentro de la familia, mientras que eran los hombres los que se desplazaban.
Los investigadores tomaron muestras de ADN de un yacimiento cercano al pueblo de Winterborne Kingston, apodado "Duropolis", que los arqueólogos de la Universidad de Bournemouth han estado excavando desde 2009.
"Esto nos indica que los maridos se trasladaban para unirse a las comunidades de sus esposas al casarse, y que la tierra podía transmitirse a través de la línea femenina”, indica Lara Cassidy, del Trinity College de Dublín, en una nota de prensa de la Universidad de Bournemouth.
"Es la primera vez que se documenta este tipo de sistema en la prehistoria europea y predice el empoderamiento social y político de las mujeres. Es relativamente raro en las sociedades modernas, pero es posible que no siempre haya sido así”, añade.
Sociedades celtas "matrilocales"
Los investigadores explican que las sociedades matrilocales se basaban en que las parejas vivían cerca de los padres de la mujer, en contraposición con la patrilocalidad, en la que los miembros de la pareja residían con o cerca de la familia del hombre.
Anteriormente, otras investigaciones arqueológicas ya apuntaban en esta dirección, pero el reciente estudio evidencia que las sociedades celtas otorgaban un estatus mayor a las mujeres, y se basaban, por tanto, en la matrilocalidad, a diferencia de otros situados más al sur y del propio Imperio Romano, cuya expansión terminó con tal modelo.
La tribu Durotriges, por ejemplo, que ocupó esta zona de la costa central meridional de Inglaterra alrededor de los años 100 a. C. al 100 d. C., enterraba a las mujeres con objetos valiosos.
La genética respalda los resultados
Cassidy y su equipo analizaron los restos de ADN de los individuos, comprobando que la mayoría estaban emparentados a través de la línea materna. Por su parte, los que no compartían parentesco eran fundamentalmente varones.
"Este era el cementerio de un gran grupo familiar", señala Cassidy. "Reconstruimos un árbol genealógico con muchas ramas diferentes y descubrimos que la mayoría de los miembros remontaban su linaje materno a una sola mujer, que habría vivido siglos antes. Por el contrario, las relaciones a través de la línea paterna eran casi inexistentes".
Los autores del estudio señalan, además, que tal modelo no se centró exclusivamente en Dorset, sino que era una práctica extendida por toda Gran Bretaña.
"Más allá de la arqueología, el conocimiento de la Gran Bretaña de la Edad del Hierro proviene principalmente de los escritores griegos y romanos, pero no siempre se los considera los más confiables", indica Miles Russell, director de la excavación y coautor del estudio. "Cuando llegaron los romanos, se sorprendieron al encontrar mujeres ocupando puestos de poder. Dos de los primeros gobernantes registrados fueron reinas, Boudica y Cartimandua, que comandaban ejércitos", señala.
Editado por Andrea Ariet con información de la revista Nature, Universidad de Bournemouth y eldiario.es.