Los perros nos hacen más felices, o eso creemos. Un nuevo estudio científico revela la verdadera cara de la relación humano-perro.En un mundo donde 65,1 millones de hogares estadounidenses y 104 millones de europeos comparten su vida con al menos un perro, según revela un estudio de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE) en Hungría, surge una pregunta fundamental: ¿son realmente estos compañeros peludos la clave de una vida más feliz, o hay matices que solemos ignorar?
Partamos de una imagen común: el perro ideal, ese compañero que nos recibe moviendo la cola y nos ofrece amor sin condiciones. No sorprende que tantas personas quieran adoptar uno, convencidas de que un perro inevitablemente mejorará sus vidas. Y hay algo de cierto en esto: el estudio de la Universidad ELTE, publicado en Scientific Reports, encontró que "los perros alegran la vida" fue la afirmación más valorada por los dueños, con una puntuación de 2,78 sobre 3. De hecho, más del 60 % de los 246 propietarios encuestados destacaron espontáneamente la profunda relación que desarrollan con sus mascotas, describiéndolas como compañeros honestos y devotos.
Desafíos de tener mascotas: la otra cara de la moneda
Sin embargo, la vida con un perro no es solo juegos y mimos. La realidad, como reveló el equipo de investigación liderado por Laura Gillet, estudiante de doctorado del Departamento de Etología de ELTE, es más compleja y matizada. Sus hallazgos confirman lo que muchos dueños ya intuyen: la relación humano-perro es una danza delicada entre alegrías profundas y desafíos considerables.
Por ejemplo, el aspecto económico resultó ser una preocupación abrumadora: el 95 % de los dueños señalaron los gastos como su mayor desafío. Las facturas del veterinario, la alimentación y otros costos continuos pueden impactar significativamente el presupuesto familiar. Además, aunque menos mencionados, el desgaste emocional y los desafíos prácticos también pesan. Cuidar de un perro con problemas de salud o comportamiento puede generar preocupación y culpa, así como alterar considerablemente la rutina diaria.
La triple dimensión de la relación humano-perro
El estudio reveló tres dimensiones principales en la relación humano-perro: los beneficios (emocionales, físicos y sociales), los retos (problemas prácticos y emociones negativas) y el factor compromiso. Este último es particularmente interesante porque divide opiniones: mientras algunos propietarios ven los paseos matutinos y el entrenamiento diario como una bendición que estructura sus vidas, otros los consideran una carga que interrumpe sus rutinas y afecta su descanso.
En ese sentido, la realidad es que tener un perro puede ser tan gratificante como desafiante. Por un lado, el 31 % de los dueños mencionó mejoras en su estilo de vida gracias a más ejercicio y actividades al aire libre y un 15 % valoró especialmente la conexión con otra especie, señalando que compartir la vida con un ser de cualidades tan diferentes a las humanas resulta enriquecedor. Por otro lado, también hay que considerar los aspectos menos glamorosos: pueden ensuciar la casa, limitan la libertad para viajar y, quizás lo más doloroso, tienen vidas relativamente cortas (este último aspecto recibió la valoración negativa más alta en el estudio, con -1,67).
Un dato revelador es que los aspectos positivos recibieron, en promedio, una valoración mucho más alta (2,06) que los negativos (-0,66). Sin embargo, los investigadores advierten que algunos propietarios podrían estar minimizando los problemas por temor a ser etiquetados como "malos dueños", lo que subraya la necesidad de mantener una conversación más honesta y equilibrada sobre lo que realmente significa tener un perro.
Adopción responsable: la importancia de una decisión consciente
"Reducir la brecha entre expectativas y realidad puede mejorar la vida tanto de los humanos como de los perros", enfatiza Eniko Kubinyi, jefa del Departamento de Etología de la ELTE. De ahí que los expertos subrayen la importancia de adoptar con consciencia: reflexionar sobre tiempo disponible, presupuesto y estilo de vida antes de incorporar un can a la familia puede evitar fricciones y decepciones.
En definitiva, para la mayoría, las alegrías de compartir el día a día con un perro siguen superando los contratiempos. Aun así, no se debe pasar por alto que esta decisión conlleva un coste económico, implicaciones emocionales y ajustes en la rutina. La clave para una relación satisfactoria y duradera con un compañero de cuatro patas está en informarse bien, sopesar honestamente los pros y contras, y sobre todo, entender que se trata de un compromiso a largo plazo que requiere dedicación constante.
Como sugieren los investigadores, cuanto mejor preparados estén los futuros dueños para esta realidad, más satisfactoria será la experiencia tanto para ellos como para sus compañeros caninos.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de la Universidad Eötvös Loránd, Scientific Reports y Study Finds.