Más allá de los enfrentamientos verbales entre Donald Trump y Claudia Sheinbaum, México y Estados Unidos deben cooperar estrechamente para enfrentar el tráfico de drogas.En los pocos días que el presidente estadounidense, Donald Trump, lleva en el cargo, ha aumentado la presión sobre México en el frente migratorio, comercial y de combate a las drogas.
Tras catalogar a los grupos del narcotráfico mexicanos como terroristas, el 21 de enero, el líder republicano solicitó que el Departamento de Estado se pronuncie, dentro de dos semanas, sobre la viabilidad de su propuesta y defina qué cárteles se verán afectados.
"Hay que coordinar esfuerzos, hay que colaborar, ellos en su territorio, nosotros en nuestro territorio", ha respondido la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, que insiste en una coordinación bilateral basada en el "respeto a nuestra soberanía y respeto entre los pueblos y las naciones".
Por su parte, el Gobierno de México se ha esforzado en demostrar avances en el combate al narcotráfico como detenciones o confiscaciones de armas de fuego y drogas.
¿Una nueva etapa bilateral?
"Aunque, en la primera semana de gobierno de Trump, pareciera que los esfuerzos de Sheinbaum por frenar ciertas dinámicas criminales han logrado distender el conflicto, es demasiado temprano para creer que estamos en una nueva etapa de la relación México-Estados Unidos en materia de seguridad", apunta Armando Vargas, Coordinador del Programa de Seguridad del centro de pensamiento México Evalúa.
"La cooperación bilateral en seguridad ha retrocedido significativamente en los últimos años, marcada por la desconfianza mutua", explica María Calderón, del Instituto de México del Centro Wilson.
Sin embargo, para la experta, la llegada de Omar García Harfuch, como secretario de Seguridad Pública, representa "una ventana de esperanza".
"García Harfuch, conocido por su éxito en la reducción de la violencia en la Ciudad de México y su experiencia trabajando con agencias estadounidenses, podría reactivar la colaboración entre ambos países", dice Calderón a DW.
Sheinbaum debe "restaurar confianza"
El Gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador se resistió a la intervención estadounidense. Ahora, "el éxito de Sheinbaum dependerá de su capacidad para restaurar la confianza entre ambos países y enfrentar eficazmente el crimen organizado", cree la entrevistada.
Mientras que en temas como la salud pública y el crimen cibernético ambos países han comenzado a colaborar más estrechamente, la crisis del fentanilo sigue siendo "un desafío crucial, con tácticas mexicanas insuficientes", señala Calderón.
¿Hacia una agenda regional de seguridad?
¿Cómo podrían Donald Trump y Claudia Sheinbaum intensificar la cooperación para combatir el narcotráfico?
Armando Vargas, de México Evalúa, destaca la falta de una agenda regional de seguridad. "La más elemental de las cooperaciones sería el apoyo de Estados Unidos a México para contar con recursos para financiar las acciones celebradas en el marco de la estrategia de seguridad de Sheinbaum", observa en entrevista con DW.
Para acceder a estos recursos, prosigue, México necesitaría atender problemáticas urgentes como la construcción de altas capacidades policiales y de inteligencia, así como protocolos de actuación para evitar los narcogobiernos locales.
"En un ejercicio de mayor ambición, sería ideal que el Gobierno norteamericano hiciera más por disminuir el flujo de armas hacia México, pero eso implica tocar un grupo de interés demasiado fuerte en las venas de la política norteamericana", dice Vargas.
Asimismo, Estados Unidos necesita hacerse cargo de sus propios grupos del narcotráfico en el país, apunta el experto en seguridad.
"Responsabilidad compartida"
"Es crucial que ambos Gobiernos encuentren un terreno común, aceptando una responsabilidad compartida en el problema, más allá de narrativas nacionalistas y de atribuciones de culpas", opina Victoria Dittmar, investigadora del centro de análisis InSight Crime.
En el caso del fentanilo, agrega, es necesario abrir canales para compartir información sobre rutas de distribución, puntos de entrada, flujos, niveles de pureza, tasas de producción y patrones de consumo. Además, debería incrementarse la rendición de cuentas en ambos países, especialmente respecto al lavado de dinero y al desvío de precursores químicos desde fuentes legales, explica Dittmar a DW.
"Una realidad compleja"
Por su parte, Rafael Prieto Curiel, del instituto de investigación Complexity Science Hub, aboga por un enfoque centrado en el combate a las actividades de reclutamiento de los cárteles.
Desde Austria, explica a DW el trabajo que realizó en colaboración con Alejandro Hope y Gian Maria Campedelli: en base a parámetros como el número de detenciones y las muertes a manos del crimen organizado, determinaron que los cárteles tienen unos 170.000 miembros activos en México y reclutan a unas 350 personas por semana.
Según el doctor en Matemáticas Aplicadas, Seguridad y Crimen, la forma más efectiva de reducir la violencia es atacando el reclutamiento a través de políticas sociales.
Asimismo, Prieto Curiel subraya la naturaleza transnacional de los grupos del narcotráfico, por lo que, a su juicio, se necesita una colaboración multinacional que incluya no solo a México y EE. UU., sino también al resto de América Latina y el Caribe. En entrevista con DW, insiste: "Pensar que de manera unilateral vas a resolver el problema, es no darse cuenta de la compleja realidad del crimen organizado".
(rml)
