Para prohibir el partido Alternativa para Alemania (AfD), considerado "parcialmente de extrema derecha", habría que solicitarlo al tribunal Constitucional. Pero no se perfila una mayoría dispuesta a dar el paso.El Parlamento alemán tiene 733 integrantes. 124 de ellos, de diversas bancadas, están a favor de solicitar al máximo tribunal del país que se prohíba el partido Alternativa para Alemania (AfD). Hay tres órganos estatales que podrían plantear semejante solicitud: el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento), el Bundesrat (la Cámara Alta, que reúne a los estados federados) y el Gobierno nacional. Pero en ninguno de ellos se perfila, de momento, la mayoría necesaria para poner en marcha un procedimiento de prohibición.
Lo sabían también los parlamentarios que lo vienen intentando desde hace meses, infructuosamente. No obstante, quisieron dar una señal en la última semana de sesiones del Bundestag antes de las elecciones del 23 de febrero, mediante una discusión al respecto.
"Enemigos de la democracia"
El cristianodemócrata Marco Wanderwitz (CDU) fue el impulsor y abrió el debate. "Ustedes son enemigos de la Constitución, enemigos de nuestra democracia", dijo, dirigiendo la mirada a los diputados de Alternativa para Alemania. "La AfD es un partido que envenena corazones, que siembra odio y agitación”, agregó Wanderwitz.
La socialdemócrata Carmen Wegge (SPD) acusó a la AfD de vínculos con grupos terroristas y dispuestos a usar la violencia. Mencionó también un encuentro con el austriaco de extrema derecha Martin Sellner, del que se supo a comienzos de 2024. El tema tratado esa vez en Potsdam fue la deportación masiva de personas de origen extranjero. Varios políticos de la AfD tomaron parte, incluyendo un colaborador del despacho de Alice Weidel, quien después lo despidió. Entretanto, ella se convirtió en jefa del partido y candidata a canciller.
Argumentos en pro y en contra
El liberal Konstantin Kuhle (FDP) dijo que había gente de extrema derecha entre los funcionarios y votantes de la AfD. No obstante, agregó que la bancada liberal no apoya una prohibición, argumentando: "Entre los que hoy votan por la AfD, hay gente que quiere más orden y más control en la política migratoria. Y son preocupaciones legítimas". Además, planteó que cada vez más personas se alejan de las instituciones de la democracia liberal. "Prohibir la AfD reforzaría esta tendencia", opinó Kuhle.
La diputada de Los Verdes Renate Künast acusó a la AfD de ridiculizar las bases del orden democrático liberal y de querer destruir el país con desinformación. Por su parte, su correligionaria Ricarda Lang criticó a democristianos (CDU) y socialcristianos (CSU) por haber aceptado que, en la víspera, se aprobara una moción a favor de una política migratoria más estricta con los votos de la AfD.
Un "regalo para la campaña electoral"
Desde el punto de vista de la AfD, el debate sobre la prohibición no es más que una maniobra distractiva. Su diputado Peter Boehringer afirmó que, desde 2018, los han puesto en la mira del servicio de inteligencia "con el único objetivo de tacharnos de extremistas con argumentos pseudojurídicos y ahora incluso buscando una prohibición". Pero eso fracasará, según Boehringer. El servicio de inteligencia nacional ha catalogado de extrema derecha a partes de la AfD.
La bancada cristianodemócrata (CDU) se opone mayoritariamente a pedir la prohibición. El diputado Philipp Amthor explicó que se teme un fracaso de la iniciativa en el Tribunal Constitucional, tras lo cual la AfD podría arrogarse un sello democrático que no le corresponde.
Por su parte, Jessica Tatti, de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW, un partido escindido de La Izquierda), advirtió: "No todo lo que es jurídicamente posible, es también políticamente astuto. Este debate, de por sí, no es otra cosa que un regalo para la campaña electoral de la AfD".
(ers/rml)