Negociaciones sobre Ucrania sin participación europea y reproches a Zelenski. Tras las últimas declaraciones de Donald Trump, ya no parece haber una base en común entre Berlín y Washington.Los políticos alemanes apenas pueden dar crédito a lo que escuchan: el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, les reprochó en la Conferencia de Seguridad de Múnich aplicar censura y aconsejó no aislar al partido Alternativa para Alemania (AfD), en parte de extrema derecha. Y esto, poco antes de las elecciones generales del 23 de febrero.
Pocos días después, estadounidenses y rusos conversaron en Arabia Saudita sobre la paz en Ucrania, sin la presencia de ucranianos ni europeos. Keith Kellogg, enviado del presidente Donald Trump para el tema de Ucrania y Rusia, reprochó a los alemanes ingenuidad, en un debate de DW en el marco de la conferencia de Múnich. "La esperanza no es un método, eso no funciona”, dijo.
Entretanto, representantes estadounidenses han dejado en claro que Ucrania no puede esperar el restablecimiento de las fronteras de 2014, ni incorporarse a la OTAN. Dos cosas que el Gobierno alemán considera requisitos para la paz.
A ello se suma el deseo de Trump de que se le retribuya el apoyo brindado a Ucrania con valiosas materias primas. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, es sometido a presión por el Gobierno de Washington. Trump lo responsabilizó incluso de la guerra y últimamente lo calificó de "dictador”, aduciendo que ya no tiene un mandato, por no haber celebrado elecciones regulares en 2024. La Constitución ucraniana no contempla comicios en tiempos de guerra.
Berlín, en estado de shock
Los políticos alemanes han quedado atónitos. El canciller Olaf Scholz, del partido socialdemócrata SPD, dijo a la revista Spiegel: "Lisa y llanamente, es errado y peligroso desconocer la legitimidad democrática del presidente Zelenski”. El vicecanciller Robert Habeck, de Los Verdes, acusó a Trump de tergiversar por completo las cosas.
Friedrich Merz, jefe de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y favorito en las encuestas electorales, señaló que se está convirtiendo a la "víctima en victimario” y afirmó que esa es la narrativa rusa. A su juicio, a Alemania y a Europa se les viene encima "un cambio de paradigma en política exterior y de seguridad”.
"Mi impresión es que el Berlín político ha quedado en shock y paralizado”, dice a DW Henning Hoff, del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores. "El hecho de que para un presidente estadounidense los tratados de pronto no tengan valor y que, en cuanto a la agresión bélica de Rusia contra Ucrania, prácticamente cambie de bando, es desde luego un shock, pero no algo inesperado en el caso de Trump”.
En busca de una nueva estrategia
Trump y su equipo de gobierno destruyen así todo lo que ha constituido hasta ahora la base común de la cooperación germano-estadounidense.
¿Cómo reaccionar? El canciller Scholz se propone mantener el apoyo a Ucrania. Y, en lo que respecta al alejamiento de Estados Unidos de Europa, afirmó: "Debemos velar por nuestra propia seguridad”. Eso implica que los países europeos tengan, en conjunto, la fuerza suficiente para disuadir a potenciales agresores.
Para Friedrich Merz, "es importante ahora que los europeos se pongan de acuerdo muy rápidamente en una estrategia común”. A su juicio, no es acertado suplicar un puesto en la mesa de negociaciones. "Tenemos que ganar peso propio”, dijo.
Henning Hoff sostiene que el próximo Gobierno alemán "debería desarrollar rápidamente capacidad de maniobra, en la más estrecha colaboración con sus aliados europeos, y tratar de llenar los vacíos que dejará una retirada de Estados Unidos de Europa. Todo eso será de por sí difícil, pero al menos deberíamos dejar de ponernos trabas a nosotros mismos y a nuestros aliados europeos”.
En todo caso, las continuas provocaciones de Washington parecen conducir en Berlín a un acercamiento entre los partidos SPD y CDU, poco antes de los comicios. Olaf Scholz y su retador, Friedrich Merz, se han tratado con mayor deferencia, tras haberse enfrentado con dureza en la campaña electoral. Ambos saben que, tras las elecciones, podrían terminar aliados en una coalición de gobierno. Y saben también que Alemania y Europa necesitan una nueva estrategia para relacionarse con el Estados Unidos de Donald Trump, ahora que las viejas certezas transatlánticas han sido destruidas en pocos días por Washington.
(ers/ms)