Garmisch-Partenkirchen es la única sede del Campeonato Mundial de Esquí Alpino en Alemania. Pero la falta de nieve y las temperaturas templadas dificultan cada vez más su realización.En Alemania, los inviernos se vuelven cada vez más cortos y templados debido al cambio climático.Eso no solo afecta a los aficionados a los deportes de invierno, sino también al deporte profesional y sus competiciones en el Campeonato Mundial y el Campeonato Europeo de Esquí Alpino.
La ciudad bávara de Garmisch-Partenkirchen es un emblema del deporte invernal. Esta localidad al pie de los Alpes se transforma cada año en la sede del Torneo de las Cuatro Colinas para salto de esquí, y es la única sede alemana de las carreras del Campeonato Mundial de Esquí Alpino. Especialmente las carreras de descenso en la pista de Kandahar atraen a miles de visitantes.
En el esquí alpino hay tres clásicos para carreras de descenso: Kitzbühel, Wengen y Garmisch”, explica a DW Heinz Mohr. "Es un recorrido muy exigente, temido por entrenadores y atletas, pero también su favorito. Aquí ganan realmente solo los mejores”. Mohr fue durante años entrenador nacional de esquí alpino de Alemania, y más tarde, cofundador y director de la base olímpica de Garmisch. Ahora ve cómo la organización de las carreras, y el esquí en general, se vuelven cada vez más difíciles.
"Antes, todos los niños a partir de los dos o tres años recibían un par de esquís y empezaban a esquiar”, recuerda. Y expresa su preocupación en cuanto a que las nuevas generaciones ya no sabrán lo que es eso. "Ya ahora lamento que el cambio climático esté en pleno apogeo, y que es previsible que, en algún momento, ya no se pueda esquiar”.
Temperaturas más altas: lluvia en lugar de nieve
Si bien todavía hay años en los que cae bastante nieve, la tendencia general a nivel mundial y en los Alpes es claramente visible. "La región alpina se ha calentado en, al menos, 2,5 grados más desde la era preindustrial”, explica el climatólogo Hans Peter Schmid, del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT), en entrevista con DW. Schmid dirige el "Campus Alpin” del KIT en Garmisch. "Eso significa que en las regiones más bajas cae poca nieve”. Pero también cambia la distribución de las precipitaciones. "En invierno incluso hay más lluvias”, indica.
Con sus algo más de 700 metros sobre el nivel del mar, Garmisch es uno de los lugares más bajos de la Copa Mundial de Esquí Alpino. La bajada de Kandahar comienza a 1.650 metros y termina a 770 metros de altura. Es decir, que está, desde el punto de vista climático, en una "zona problemática”. "Estimamos que, debajo de los 1.500 metros, la falta de nieve natural empeorará”, pronostica Schmid. Esto también podría suceder en otras pistas de descenso, como la "Streif” de Kitzbühel, en el Tirol austríaco, una de las más famosas y difíciles del mundo.
Además de la altura, otros factores influyen en la cantidad de nieve, como la orientación hacia el norte de las laderas en el circuito de Kandahar, con poco sol directo en invierno, lo cual facilita que haya más nieve. Sin embargo, allí también se tuvieron que cancelar carreras: o hacía demasiado calor, o caía demasiado nieve nueva. "Para nosotros esto es muy amargo", dijo a DW Martina Betz, presidenta del club de esquí Garmisch, organizador de las carreras de Kandahar. Su equipo depende de muchos voluntarios que trabajan ad honorem. Pero un aspecto positivo es que la falta de nieve es compensada por la técnica: las máquinas pisanieve pueden medir exactamente la profundidad de la nieve, lo que permite preparar con total precisión las pistas, agrega.
Consecuencias del calentamiento global
Las consecuencias del cambio climático también se observan en la zona de esquí más alta de Alemania. Detrás del campo de juego de la Copa del Mundo en Garmisch se alza la Zugspitze, la montaña más alta de Alemania, debajo de la cual está el "Zugspitzplatt”, una meseta con varios funiculares y pistas. Debido a su altura, de 2.000 a 2.650 metros, la temporada de esquí dura aquí desde diciembre hasta mayo, y sin el uso de nieve artificial.
Pero este aparente paraíso del deporte invernal tampoco puede ocultar las huellas del calentamiento, que aquí se hace visible como en casi en ningún otro lugar de Alemania. De los cuatro glaciares que había en suelo alemán quedan solo dos, y ambos se han reducido aceleradamente en los últimos años. Se prevé que en 15 o 30 años habrán desaparecido por completo, al tiempo que la realización de copas del mundo alpinas en el valle como las conocemos hasta ahora se volverá cada vez más difícil, incluso imposible.
¿Cuál será el futuro de los deportes de invierno?
Martina Betz dice que, a pesar de los escenarios negativos, "estamos dispuestos a adaptarnos”. "Soy muy optimista y pienso que esto continuará en los próximos años", agrega.
"Seguramente podremos seguir celebrando carreras de esquí de la misma manera y con mucho esfuerzo técnico hasta mediados de siglo sin tener que cambiar nada estructuralmente", coincide el investigador climático Hans Peter Schmid. Sin embargo, para los deportistas recreativos y los turistas, esquiar se habrá convertido para entonces en un placer caro.
Algo que el exentrenador nacional de esquí Heinz Mohr preferiría no imaginar. "Me duele el alma porque vivimos los tiempos dorados”, afirma este hombre de 77 años. "Mientras esté vivo, esto seguirá así. Pero creo que el futuro será muy trágico, dramático y lleno de pérdidas".
(cp/ers)