La salud del Papa Francisco ha generado gran expectativa en todo el mundo desde su ingreso al hospital Gemelli de Roma. Esta situación ha reavivado una antigua tradición del Vaticano: el 'Papa no puede morir en un hospital'.

Una tradición que se mantiene
Según las normas del Vaticano, el sumo pontífice debe pasar sus últimos momentos de vida dentro de la Santa Sede. Esta práctica busca preservar la dignidad y solemnidad del líder de la Iglesia Católica.
Un ejemplo de ello fue el Papa Juan Pablo II, quien, pese a su delicado estado de salud, fue trasladado desde el hospital Gemelli hasta su residencia en el Vaticano, donde falleció en 2005.
Si la salud de Francisco se deteriora, se espera que se siga el mismo procedimiento, con su retorno a la Santa Sede para recibir atención médica hasta sus últimos momentos.
El fallecimiento debe ser confirmado por el jefe del departamento de salud del Vaticano y por el cardenal camarlengo.
El cuerpo del Papa se viste con una sotana blanca y se trasladan a una capilla privada dentro del Vaticano. Allí se congregan altos funcionarios junto a miembros de la familia del sumo pontífice para una ceremonia. Luego, se celebraría una Misa de exequias en la Basílica de San Pedro, donde los fieles podrían despedirse del pontífice.

Un símbolo de respeto y tradición
Esta norma refleja la importancia simbólica y espiritual del Vaticano como hogar y lugar de descanso final para los pontífices. La tradición busca resaltar la figura del Papa como jefe espiritual hasta el último instante de su vida, dentro de los muros que representan la continuidad de la Iglesia Católica.

La comunidad católica y el mundo entero permanecen atentos a la evolución de la salud del Papa Francisco, cuya vida y legado siguen siendo una inspiración para millones de fieles.