Europa está reimaginando su arquitectura de seguridad y su capacidad de defensa, tan preocupada por Rusia como por Estados Unidos, al que sigue comprando masivamente armas. ¿Podrán sus propias empresas ponerse al día?Por años, el tema del gasto europeo en defensa apenas se mencionó en la mayoría de las capitales de la Unión Europea (UE). Ahora, es una preocupación central.
La UE anunció un plan de rearme a través de préstamos por valor de 150.000 millones de euros. Este cambio se produce en medio de renovados temores a la agresión rusa en Europa del Este y dudas sobre los compromisos de Estados Unidos con sus aliados transatlánticos y la OTAN.
Sin embargo, los datos publicados esta semana por el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) revelaron lo difícil que será para Europa actuar en solitario.
Casi dos tercios de las armas importadas por los miembros europeos de la OTAN entre 2020 y 2024 procedieron de Estados Unidos, un aumento significativo respecto al 52 % que representaba la importación de armas estadounidenses entre 2015 y 2019.
"Hemos tenido la alianza de la OTAN durante 76 años, con Estados Unidos como principal potencia militar y garante de seguridad. Los países europeos se conformaban con depender de la OTAN y confiaban en que Estados Unidos cumpliría con sus compromisos", declaró a DW Tim Lawrenson, investigador asociado del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Tiempo y dinero necesarios para cerrar la brecha
Guntram Wolff, investigador sénior del grupo de expertos Bruegel, especializado en defensa, observa que "muchos productos son realmente de la OTAN, fabricados con componentes de muchos aliados".
Sin embargo, afirma que las empresas de defensa europeas son especialmente vulnerables en lo que respecta al suministro de los llamados "facilitadores estratégicos", como los satélites: "En el caso de los facilitadores estratégicos, muchos provienen de EE. UU., como los helicópteros de transporte o las comunicaciones por satélite. Dependemos en gran medida tanto de la infraestructura como de los productos".
Lawrenson también plantea la cuestión de si los Gobiernos europeos deberían simplemente comprar lo antes posible para subsanar las deficiencias o priorizar un enfoque "Hecho en Europa" para impulsar la industria de defensa europea. Según Wolff, "en tres años, será muy difícil que Europa esté preparada por sí sola", "pero en cinco años, la cosa cambia".
Otra cuestión de debate, sobre todo entre Francia y Alemania, es si los préstamos de defensa de la UE podrían destinarse a equipamiento de fuera del bloque, incluidos los de miembros europeos de la OTAN como el Reino Unido o Noruega, que no pertenecen a la UE.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que "estos préstamos deberían financiar compras a fabricantes europeos, para ayudar a impulsar nuestra propia industria de defensa".
Alemania, papel vital
El sector de defensa y aeroespacial europeo es más pequeño: en 2023, facturó 316.000 millones de dólares frente a los 829.000 millones de dólares de Estados Unidos.
Sin embargo, hay gran optimismo de que Europa cuenta con la experiencia y la capacidad industrial necesarias para construir un sector de defensa de primer nivel, en el que Alemania tendría un papel clave. Los expertos creen que la mayor economía de Europa está bien posicionada para satisfacer la demanda. Esto podría incluso ayudar a que el país supere su crisis de desindustrialización.
"A medida que la industria de defensa crezca, ofrecerá salarios atractivos y atraerá a trabajadores de otros sectores, incluido el automotriz", afirma Wolff.
Hans Christoph Atzpodien, director general de la Asociación Federal Alemana de la Industria de Seguridad y Defensa, afirma que las cualificaciones de los trabajadores del sector automotriz y de sus proveedores suelen cumplir los requisitos de las empresas de defensa. Sin embargo, advierte que los requisitos de reentrenamiento y autorización de seguridad podrían ralentizar el proceso.
La clave, cooperación europea
Tim Lawrenson cree que una iniciativa alemana, en materia de gasto en defensa, podría influir en otros grandes actores europeos, como Francia y el Reino Unido: "Si Alemania aprobara un gran aumento presupuestario, actuaría como un fuerte catalizador para que los otros dos países se esforzaran más. En cierto sentido, casi se sentirían obligados a tomar esas difíciles decisiones".
Y también reaparece la antigua pregunta de si los Gobiernos y las empresas de defensa europeas pueden colaborar por el bien común del continente.
"La cooperación en el desarrollo e incluso en las adquisiciones es realmente difícil en defensa", afirma Lawrenson: "A los países europeos les resulta más fácil adquirir individualmente, y el sistema estadounidense de venta militar al extranjero facilita y agiliza la compra de sus productos. Necesitamos encontrar la manera de convencer a los países de que compren productos europeos, ya sea individualmente o en conjunto, incluso si no se trata de un producto desarrollado a través de una colaboración".
(rmr/rml)