Una fuerza policial multinacional no ha logrado detener la creciente violencia en Haití. El secretario general de la ONU ha urgido a la organización a "actuar rápidamente". ¿Qué está en juego para la población haitiana?En el centro de la capital haitiana, DW habla con Eddy Jean, quien trabaja en una barbería. A pocas calles de distancia, se escuchan disparos. Jean, al igual que los demás en el salón, no reacciona. El sonido es demasiado común y aún lo suficientemente lejano como para ignorarlo.
Más de 100 bandas armadas controlan al menos el 85 % de la capital, Puerto Príncipe. Desde mediados de febrero, han expandido su control a nuevas zonas, obligando a más de 40.000 personas a huir. Jean cuenta que, el día anterior, él mismo tuvo que abandonar la barbería cuando varios miembros de un grupo armado fueron abatidos por la policía justo afuera.
"También murió un policía que era amigo mío", dice, mientras muestra una foto del agente en su teléfono.
Fuerza multinacional "no ha mejorado la situación"
En junio pasado, una fuerza multinacional liderada por Kenia llegó a la capital para apoyar a la policía en su lucha contra las pandillas. Sin embargo, la falta de equipo y la escasez de agentes han generado una creciente frustración entre la población.
"Ayer pasaron cuatro o cinco vehículos con policías kenianos por la calle", dice Jean. "Pero, ¿para qué sirvió? Los policías del MSS ganan mucho más que los haitianos, pero no han logrado mejorar la situación".
Sin equipos ni financiamiento suficiente
La Fuerza Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) cuenta con la autorización de la ONU, pero depende de contribuciones voluntarias y sigue sin financiamiento suficiente. Hasta ahora, las donaciones han alcanzado poco más de dos tercios del presupuesto anual estimado por Kenia para operar a plena capacidad.
Junto con otros factores, como una entrega lenta de los fondos prometidos, esto ha retrasado el despliegue de tropas. Hasta finales de febrero, solo habían llegado 857 agentes, quienes también carecen de equipos esenciales. Mientras tanto, se estima que las pandillas suman decenas de miles de miembros, fuertemente armados con armas de alto calibre, en su mayoría traficadas desde EE. UU.
Sin elecciones en más de ocho años
Uno de los principales argumentos para desplegar una fuerza internacional en Haití ha sido crear condiciones adecuadas para celebrar elecciones antes de finales de 2025.
El último presidente electo, Jovenel Moïse, fue asesinado en 2021 y Haití no ha realizado elecciones en más de ocho años. El año pasado, la violencia pandillera obligó al cierre del aeropuerto de la capital durante tres meses, dejando al entonces primer ministro Ariel Henry fuera del país hasta su eventual renuncia.
En enero, Jimmy "Barbecue" Chérizier, expolicía y el líder pandillero más poderoso del país, anunció que su alianza pandillera Viv Ansanm "pronto se convertirá en un partido político". Es poco probable que sea reconocido legalmente, pero la experiencia pasada genera temor de que intente apoyar a un candidato mediante la violencia. En las dos elecciones más recientes, las pandillas intentaron influir en los resultados, interrumpiendo mítines y tomando el control de centros de votación.
La violencia, de la mano con la corrupción política
Jean Claude Joseph, un exlíder pandillero que desde 2013 trabaja para promover la paz y el desarme en Haití, confirma a DW que tuvo "reuniones con todos, desde alcaldes hasta el presidente" durante su tiempo como líder armado.
"Recibí dinero para asegurar que las elecciones fueran bien para ellos. Cada Gobierno tenía un representante para reunirse con la pandilla", dice a DW.
Enfatiza que, para reducir la violencia, es necesario abordar la corrupción política.
"Puedo ir a las comunidades y hacer un gran trabajo para convencer a los jóvenes de que dejen de disparar. Pero ellos necesitan un centro de salud o dinero, y de repente llega un político y les entrega lo que necesitan, a cambio del favor de que quemen el pueblo para obtener más votos", dice.
Elecciones en 2025, "completamente irreales"
Por su parte, Rosy Auguste Ducéna, abogada y directora del programa Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos en Haití, considera que la inseguridad hace que las ambiciones de llevar a cabo elecciones este año sean "completamente irreales".
"Cuando los políticos prometen elecciones este año, lo hacen para aparentar ante la comunidad internacional, para mostrar voluntad de acción. No se lo dicen a los haitianos, porque sabemos que no será posible", afirma.
Lecciones de la anterior misión de paz de la ONU
Para que la MSS tenga un verdadero impacto, muchos ciudadanos insisten en que debe transformarse. La cuestión es cómo.
Algunos líderes locales apoyan la idea de convertir la MSS en una fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU. El año pasado, Haití presentó una solicitud oficial ante la ONU para una misión de este tipo. Sin embargo, muchos haitianos ven tal opción con escepticismo, recordando la anterior misión de paz de la ONU y sus repetidos escándalos de derechos humanos.
Rosy Auguste Ducéna insiste en que las lecciones de esa misión, que dejó el país en 2019, deben tenerse en cuenta al decidir el futuro de las intervenciones de seguridad en el país.
"Por ejemplo, durante la intervención previa, la ONU nunca evaluó el impacto de los altos salarios de los cascos azules en la población. Cuando se fueron, el costo de vida había subido tanto que los haitianos tuvieron dificultades para pagar la vivienda. Con la MSS, ya estamos comenzando a ver el mismo problema", advierte.
El costo de la vida y de la intervención internacional
En efecto, varios ciudadanos expresan a DW su descontento con el hecho de que, según informes, los policías kenianos en Haití ganan aproximadamente cuatro veces más que sus colegas haitianos. Esto no solo genera un sentimiento de injusticia. En un país donde cuatro de cada cinco personas sobreviven con menos de 2 dólares al día y los grupos armados se aprovechan de la pobreza, el aumento del costo de vida podría empeorar tanto la crisis humanitaria como la de seguridad.
"Estos efectos secundarios deben considerarse, no solo los beneficios inmediatos de una intervención", advierte Rosy Auguste Ducéna.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha señalado que la falta de infraestructura y de un Estado de derecho en Haití hacen que el país "no sea apto para una misión de mantenimiento de la paz".
En una carta al Consejo de Seguridad de la ONU el 25 de febrero, Guterres sugirió que la transición a una misión de paz podría considerarse "una vez que se haya logrado un progreso significativo en la reducción del control territorial de las pandillas". Mientras tanto, propuso financiar la actual MSS con el presupuesto de mantenimiento de la paz de la ONU, lo que garantizaría recursos estables.
"Tenemos que actuar con rapidez", advirtió.
(rml)