Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizaron un descubrimiento clave sobre la actividad sísmica en la Ciudad de México (CDMX), identificaron dos fallas subterráneas que causan microsismos en la zona sur de la capital, informó el profesor Darío Solano, experto en interferometría y líder del proyecto.
En un trabajo conjunto entre la Facultad de Ingeniería (FIUNAM) y el Instituto de Geofísica (GeofisicaUNAM), los científicos localizaron dos fallas subterráneas gracias al análisis de datos satelitales de interferometría de radar de apertura sintética, una técnica especializada que permite estudiar el movimiento de la superficie terrestre mediante imágenes obtenidas desde el espacio.
Mediante el reporte denominado “La interacción de fallas de deslizamiento lento debajo de la Ciudad de México induce una intensa sismicidad durante meses”, revelan que los microsismos registrados en mayo y diciembre de 2023 no fueron causados por una sola falla, como se pensaba inicialmente, sino por dos distintas ubicadas en los alrededores de Mixcoac y Barranca del Muerto.
Explican que estas fallas están separadas por apenas 800 metros y están orientadas en una dirección este-oeste, alineándose con la topografía de la zona.
El investigador Darío Solano detalló que los microsismos ocurridos en mayo y diciembre fueron el resultado de un deslizamiento de bloques tectónicos bajo la superficie, a menos de 700 metros de profundidad.
Estos deslizamientos, aunque no causaron grandes daños, fueron muy perceptibles para los residentes de la CDMX debido a la cercanía de los epicentros y la liberación de energía de forma abrupta, lo que provocó sismos de magnitud moderada.
El reporte detalla que una de las principales sorpresas de la investigación fue la identificación de “sismos lentos”, eventos en los que el deslizamiento de las fallas ocurre lentamente, liberando energía de manera gradual y sin generar grandes temblores.
Debido a esto, en la falla de Barranca del Muerto, aproximadamente el 95% del deslizamiento ocurrido en mayo de 2023 fue asísmico, y el deslizamiento en la falla de Mixcoac, que se dio en diciembre, también presentó un comportamiento similar, aunque más superficial, explica en su reporte.
Monitoreo satelital de sismos
Solano, quien se especializa en monitoreo satelital para estudiar la subsidencia y los movimientos de la superficie terrestre, comentó que esta investigación es un ejemplo de cómo la colaboración entre diferentes instituciones puede resultar en avances significativos para la ciencia.
La investigación no solo ha permitido comprender la dinámica de estas fallas en particular, sino que también ofrece una visión más clara sobre cómo los movimientos tectónicos afectan a la Ciudad de México, una zona históricamente susceptible a la actividad sísmica.
El estudio resalta la importancia del uso de tecnología satelital avanzada para realizar investigaciones sísmicas de precisión.
Explica que gracias a los interferogramas obtenidos por el equipo, se logró visualizar las deformaciones tectónicas antes y después de los microsismos, lo que permitió realizar un análisis detallado de las características de las fallas responsables de estos eventos sísmicos.
El trabajo también destaca la colaboración entre las distintas áreas de la UNAM, como el Instituto de Geofísica, que ha sido clave para el desarrollo de los resultados.
Según los investigadores, la combinación de estudios geomorfológicos, sísmicos y de deformación a través de tecnología satelital abre nuevas perspectivas para la predicción y el monitoreo de la actividad sísmica en áreas urbanas de alta densidad poblacional como la Ciudad de México.
En el estudio “La interacción de fallas de deslizamiento lento debajo de la Ciudad de México induce una intensa sismicidad durante meses” participaron los investigadores Manuel Aguilar-Velázquez, Paulina Miranda-García, Víctor Cruz-Atienza, Darío Solano Rojas, Josué Tago, Luis Domínguez, Carlos Villafuerte, Víctor Espíndola, Delia Bello-Segura, Luis Quintanar-Robles y Mathieu Perton
