A medida que los países avanzan con sus campañas de vacunación, los casos de coronavirus siguen disminuyendo lentamente tras el impacto de la variante Ómicron durante diciembre y enero.
Según datos de OurWorldinData, el 65% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19, y hasta la fecha se han administrado más de 11,470 millones de dosis a nivel global.
Vacunas más aplicadas en el mundo
Entre las vacunas más aplicadas están las de Pfizer-BioNTech y Oxford-AstraZeneca, con la primera utilizada en 159 países y la segunda en 183, de acuerdo con información de Statista.
En este contexto, Pfizer ha señalado en un informe reciente que será necesario continuar con las vacunaciones contra el Covid-19 en futuras campañas. De acuerdo con la farmacéutica, se recomendará una dosis adicional anual para mantener la protección contra el virus.
Luis Jodar, director médico mundial de Pfizer, explicó que la situación podría evolucionar hacia una mezcla entre endémica y epidémica, especialmente con variantes como Ómicron. “Es probable que todos los grupos etarios necesiten dosis de refuerzo cada cierto tiempo, por ejemplo, una vez al año”, indicó.
El objetivo es desarrollar vacunas adaptadas a cada nueva variante hasta alcanzar una vacuna universal que pueda resistir todas las mutaciones del virus.
Efectos secundarios de las vacunas
Mientras tanto, el seguimiento de los efectos secundarios de las vacunas sigue siendo un tema central en la discusión sobre su seguridad.
Entre los efectos secundarios más reportados tras la aplicación de la vacuna Pfizer-BioNTech se encuentran condiciones graves como mielitis flácida aguda, paro cardíaco, trombosis, miocarditis, epilepsia y pancreatitis, entre otros.
Sin embargo, un informe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, a cargo de Tom Shimabukuro, señala que el 92% de los efectos secundarios reportados no fueron graves y menos del 1% de las personas requirieron atención médica tras recibir la vacuna.
A pesar de los riesgos, la recomendación sigue siendo clara: las vacunas continúan siendo esenciales para controlar la propagación del virus y evitar sus consecuencias más graves.