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¿Vuelve la ropa negra y la tristeza? A 17 años de la pelea de emos vs. punks en la Glorieta de Insurgentes

Este espacio icónico para la juventud capitalina se convirtió en el escenario de un enfrentamiento entre estos dos grupos

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Foto: (Especial)

En 2008, una de las disputas más recordadas entre dos tribus urbanas tuvo lugar en la Glorieta de Insurgentes, uno de los puntos más emblemáticos de la Ciudad de México. En ese entonces, la cultura emo, que se encontraba en su apogeo, era vista con desdén por muchos sectores de la sociedad, lo que desató una serie de tensiones con otras subculturas, como los punks, que, a pesar de también ser considerados marginales, gozaban de una mayor aceptación social debido a su historia más longeva y su vínculo con movimientos de resistencia desde los años 70.

La Glorieta de Insurgentes, un espacio icónico para la juventud capitalina, se convirtió en el escenario de un enfrentamiento entre estos dos grupos, que, aunque compartían algunas características como la rebeldía y el rechazo a las normas establecidas, tenían diferencias profundas tanto en sus estilos como en sus ideologías. La escena registró agresiones físicas y verbales marcaron el encuentro entre emos y punks, reflejando el profundo rechazo mutuo que existía entre ellos en aquel momento.

¿Qué provocó la pelea?

Las razones detrás de este altercado no son del todo claras. Se ha especulado que las tensiones entre ambos grupos nacieron de una combinación de estereotipos y malentendidos. Los emos, identificados por su estética introspectiva y emocionalmente cargada, eran frecuentemente catalogados como débiles, melancólicos y, en algunos casos, incluso como “drogadictos” o “inmadurados”.

En contraste, los punks, con su estética más agresiva y su actitud contestataria desde los años 70, veían a los emos como una versión débil de su propia subcultura. La cobertura mediática de los enfrentamientos sólo exacerbó las tensiones, creando una narrativa de confrontación y exagerando los estereotipos entre ambos grupos.

De esta manera, lo que comenzó como una forma de identidad y expresión personal se transformó en una batalla cultural, alimentada por prejuicios y una falta de entendimiento entre las diferentes tribus urbanas.

Este 15 de marzo, a 17 años nuevamente hubo una concentración, pero lejos de los tintes de confrontación que se vivieron en aquel entonces. En esta ocasión, partiendo del Palacio de Bellas Artes hacia la emblemática Glorieta de Insurgentes, se llevó a cabo una marcha pacífica recordando la moda y música de inicios del 2000.

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