El 22 de marzo de 2020 casi todas las tiendas, negocios y escuelas cerraron para contener el mortal coronavirus. La respuesta sigue dividiendo a Alemania hasta hoy.En domingo, la mayoría de la gente tiene el día libre. El fin de semana es para relajarse, pasear y reunirse con familiares y amigos. Pero el silencio de aquel domingo, 22 de marzo de 2020, era engañoso, inquietante, casi fantasmal. Alemania estaba confinada por el coronavirus. Era la primera vez que los políticos alemanes imponían restricciones tan estrictas para controlar la enfermedad respiratoria que se estaba propagando por todo el mundo.
Siete millones de muertos en todo el mundo, 187.000 en Alemania
El muy contagioso coronavirus, también conocido como Sars-Cov2, estaba paralizando prácticamente la vida social y económica en todo el mundo. Durante unos tres años se estarían adoptando en todo el mundo restricciones más o menos estrictas. A pesar de las cuales, casi siete millones de personas murieron por la enfermedad, el covid-19. En Alemania fueron 187.000. Las últimas restricciones relacionadas con el coronavirus, como la obligación de llevar mascarilla en determinadas instalaciones, no finalizarían tras varios amagos hasta abril de 2023.
Sin embargo, la enfermedad no ha desaparecido; al contrario, la gente sigue enfermando a causa del virus, que muta constantemente, pero que ahora es menos peligroso para la mayoría de la gente. Muchos sufren efectos duraderos, los llamados post-covid o long-covid, pero también daños causados por las vacunas. Y todavía no hay una reevaluación social ni política integral. Una persona que viene criticando esto desde hace tiempo es el jefe de Estado alemán, el presidente federal Frank-Walter Steinmeier.
Steinmeier esperaba más del Bundestag
"La gente de nuestro país espera que abordemos este período con rigor", declaró recientemente el presidente federal en una mesa redonda que él mismo inició sobre las consecuencias y las lecciones aprendidas de la pandemia. Lamentó que el Bundestag alemán (Parlamento) hubiera evitado en gran medida esta cuestión durante el período legislativo que acaba de terminar.
"Sostengo que es esencial que se establezca la transparencia para que podamos recuperar al mayor número posible de personas entre quienes dudaron de la democracia y de las instituciones durante la pandemia", enfatizó Steinmeier. Fueron necesarias muchas restricciones para detener la propagación de la enfermedad. Desafortunadamente, esto también significó reducir los contactos interpersonales tanto como fuera posible. Sin embargo, el presidente federal tiene muchas preguntas acuciantes.
"¿Qué papel jugó la política, qué papel jugó el asesoramiento científico?"
"¿Fueron necesarios los generalizados cierres de escuelas? ¿Eran imprescindibles las restricciones a derechos fundamentales como la libertad de reunión? ¿Fue la discusión, que mantuvimos aquí en Alemania sobre la vacunación obligatoria, más bien perjudicial? ¿Qué papel desempeñaron la política, el asesoramiento científico y qué papel deberían desempeñar en situaciones similares en el futuro?
Steinmeier recibió respuestas de sus invitados de los más diversos campos: medicina, educación, investigación, enfermería, deportes, cultura, política. Maxi Brautmeier-Ulrich, directora de una escuela primaria en Paderborn (Renania del Norte-Westfalia), como muchos otros participantes en el debate, destacó la creatividad que hubo que echar al principio para hacer posible la enseñanza digital a distancia, por ejemplo. Pero en algún momento se llegó a la extenuación.
"Los temores siguen ahí hoy"
"Los que sufrieron también fueron sobre todo los niños y los jóvenes", destacó la educadora. Ella nota las consecuencias hasta el día de hoy. La confianza en las escuelas y en el sistema educativo ha quedado dañada permanentemente. La razón: las familias de repente tuvieron que hacer muchas cosas por su cuenta, además de su propio trabajo. La conclusión de Brautmeier-Ulrich: "Estos temores siguen existiendo hoy en día".
La directora resume las lecciones de la pandemia en una sola exigencia: "Básicamente, los niños necesitan mucha más atención, ahora y siempre". Es imposible compensar el daño y las experiencias perdidas. Su observación después del final de la pandemia: Muchos niños tienen déficits en el lenguaje, provocados por el uso prolongado de mascarillas y el mayor consumo de medios digitales.
La mayoría de los muertos tenía 80 años o más
Astrid Thiele-Jèrome gestiona una residencia de ancianos en el distrito de Warendorf (Renania del Norte-Westfalia). Vio morir a mucha gente durante las peores fases de la pandemia. Casi la mitad de los 187.000 muertos en Alemania tenía 80 años o más. En aquella época, a veces se prohibía a los familiares entrar en la residencia. Eso le duele todavía hoy a Thiele-Jèrome, ni siquiera sus empleados lo entendían.
"Si yo puedo entrar a las habitaciones con ropa de protección —con mi traje, mi tapabocas, mi visor—, ¿por qué no se lo permiten a los familiares?", se preguntaban los cuidadores. "Y entonces abríamos la ventana y los dejábamos entrar para que se despidieran". Pero esto sólo fue posible porque las ventanas de la planta baja de su residencia de ancianos llegan hasta el suelo.
Turnos de doce horas en una residencia de ancianos
Durante el encuentro con el presidente federal se escuchó con especial frecuencia una palabra: solidaridad. "Fue realmente increíble", recuerda Thiel-Jèrome, recordando la solidaridad de su equipo, que atendía a personas mayores y, por tanto, especialmente vulnerables, en turnos de doce horas. El anfitrión, Steinmeier, también elogió repetidamente la solidaridad generalizada en Alemania.
Al mismo tiempo, enfatizó continuamente lo importante que es para él una revisión crítica: cree que es muy importante repasar lo que salió bien y lo que salió menos bien. Sin embargo, no hay que olvidar que muchas medidas se adoptaron basándose en los conocimientos disponibles en aquel momento. "Y siempre se trató de un mismo objetivo: salvar tantas vidas humanas como fuera posible. En definitiva, lo conseguimos", concluyó Steinmeier.
En Brandeburgo hay abierta una comisión de investigación
Sin embargo, espera que el próximo Bundestag y el futuro gobierno aborden finalmente la cuestión del coronavirus cinco años después del primer confinamiento.
El estado federado de Brandeburgo asumió la iniciativa y creó una comisión de investigación. El comité incluye miembros del parlamento regional, representantes de autoridades locales y expertos de la comunidad científica.
Preocupación por las teorías conspirativas y la renovada desconfianza
"Si no resolvemos esto, quedará mucho por aflorar", advirtió Steinmeier en sus charlas sobre el coronavirus.
Lo que no se aborda abiertamente alimenta teorías conspirativas y nueva desconfianza. Ambos son veneno para la democracia, afirmó el presidente federal. "Ambos le hacen el juego a los populistas y no debemos permitirlo".
(lgc/mn)