El nuevo Gobierno interino de Siria se comprometió a combatir el tráfico ilícito de drogas con el que se enriqueció el exdictador. Pero se siguen encontrando grandes cargamentos de pastillas de captagón.La semana pasada, las autoridades iraquíes interceptaron uno de los mayores cargamentos de captagón, poco más de una tonelada de pastillas. Se trata de una droga similar a la anfetamina, altamente adictiva y popular entre los consumidores de los países ricos del Golfo. Al parecer, el cargamento provenía de Siria.
Durante los años de guerra civil en Siria, el tráfico de captagón se convirtió en una de las principales fuentes de ingresos del Gobierno de Bashar al Asad.
Bajo las sanciones impuestas por crímenes de guerra, era una de las únicas vías de financiación del régimen. Expertos aseguran que el captagón generaba miles de millones de dólares anuales, sumas que superaban con creces el presupuesto ordinario del Gobierno sirio.
A principios de diciembre de 2024, el régimen de Asad fue derrocado por una alianza de grupos de la oposición liderada por Hayat Tahrir al Sham (HTS). El líder de HTS, Ahmed al Sharaa, ahora jefe del Gobierno interino, declaró en un discurso que "limpiaría” Siria del narcotráfico. En enero de 2025, Siria firmó un acuerdo con Jordania comprometiéndose a poner fin al tráfico de captagón.
¿Por qué no ha sucedido nada?
En parte, por los problemas de seguridad en Siria. El Gobierno interino no cuenta con los fondos, el personal, el tiempo ni los equipos de vigilancia necesarios para erradicar por completo la producción y el contrabando de captagón.
El Instituto Newlines, con sede en Washington, ha estado rastreando los informes de contrabando de captagón desde 2016 en una determinada base de datos. En 2024, observó que el régimen de Asad ejerció más presión sobre las redes de contrabando de captagón, probablemente por la presión ejercida por Arabia Saudita y Jordania, que consideran el captagón como un grave problema para su propia población y para su seguridad. Ambos países han estado intentando que Siria reduzca el tráfico de drogas a cambio de mejores relaciones regionales.
Como resultado de la mano dura del régimen de Asad, "hemos visto durante el último año cómo el tráfico de captagón se ha extendido más allá de Siria, a Irak, Turquía, Alemania, Países Bajos, Egipto e incluso, curiosamente, a Kuwait", explicó la semana pasada Caroline Rose, del Instituto Newlines, durante un panel virtual organizado por el Centro Carnegie para Oriente Medio.
Tráfico internacional de drogas
Según Rose, las redes de contrabando y los laboratorios han evolucionado para volverse más pequeños, móviles y flexibles. Todo esto "es muy propicio para que el captagón se convierta en un negocio más transregional, ágil y muy difícil de combatir".
Fuera de Siria, es probable que grupos que apoyaron al régimen de Asad, previamente sospechosos de participar en el tráfico de captagón, incluidos Hezbolá en el Líbano y milicias afiliadas a Irán en Irak, sigan involucrados en el narcotráfico.
En Irak, las materias primas para el captagón provienen de Irán y se envían a laboratorios locales o más lejanos para su fabricación, según declaró la semana pasada el activista antidrogas iraquí Mohamed al Yasiri al medio de comunicación en árabe Al Hurra. Según él, las milicias proiraníes iraquíes proporcionan todo el apoyo logístico para ello.
Otros analistas señalan que, actualmente, el presidente interino de Siria, Al Sharaa no estaría en condiciones de poder hacer mucho al respecto. No puede permitirse el lujo de ir en contra de líderes comunitarios que también podrían estar involucrados en el tráfico de captagón, porque debe estabilizar el país tras más de una década de guerra civil y división comunitaria.
Mejoras económicas
Rose no cree que Siria vuelva a ser el "narcoestado" que fue bajo Asad. Sin embargo, dice a DW que "es posible que las organizaciones de contrabando arraigadas en las zonas fronterizas de Siria puedan desafiar el control que el Gobierno interino tiene sobre los puestos de control fronterizos y las autoridades locales".
Los capos de la droga ya desempeñan un papel en la turbulenta política del Líbano y Siria, declaró la semana pasada Mohanad Hage Ali, subdirector del Centro Carnegie para Oriente Medio. Actualmente, ambos países atraviesan una difícil fase de transición con sus respectivos nuevos Gobiernos.
Se necesitan desesperadamente mejoras económicas estabilizadoras, argumentó Mohanad Hage Ali, para que la seguridad pueda financiarse y mantenerse mejor, y para que la población local no se vea empujada al narcotráfico por la desesperación financiera. "Si estas transiciones fracasan, creo que será difícil abordar el problema del captagón", concluyó el experto.
(rmr/ms)