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“Las bombas caerán”: The Atlantic filtra polémico chat del secretario de Defensa de EE. UU.

Altos funcionarios de EE. UU. filtraron por Signal detalles precisos de un ataque militar contra Yemen, incluyendo horarios y objetivos específicos

La polémica pone en duda la seguridad nacional bajo Trump y revela descuidos graves en el manejo de información clasificada.
La polémica pone en duda la seguridad nacional bajo Trump y revela descuidos graves en el manejo de información clasificada. Foto: Grok y Dall-E

En lo que ya se perfila como uno de los escándalos más delicados en torno a la seguridad nacional estadounidense, The Atlantic publicó el chat completo de Signal donde altos funcionarios del gobierno de Donald Trump discutieron, en tiempo real, detalles ultraespecíficos de un ataque militar contra los hutíes en Yemen.

El chat, lejos de ser un canal interno oficial y seguro, incluía al propio editor en jefe del medio, Jeffrey Goldberg, y fue usado para compartir, minuto a minuto, la hora exacta del despegue de aviones de combate F-18, los movimientos de drones MQ-9 y hasta la cuenta regresiva para el lanzamiento de misiles Tomahawk.

El responsable directo de esta filtración, al menos en los mensajes, fue el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien escribió sin tapujos:

  • “1215et: F-18s DESPEGAN (1er paquete de ataque)”
  • “1345: Comienza la Ventana de Ataque ‘Basada en Disparador’...”
  • “1415: Drones de Ataque en el Objetivo (ESTE ES EL MOMENTO EN QUE LAS PRIMERAS BOMBAS DEFINITIVAMENTE CAERÁN...)”
  • “1536 Comienza el 2do Ataque de F-18 – además, se lanzan los primeros Tomahawks desde el mar.”

Y todo esto en una plataforma de mensajería pública, no autorizada para el manejo de información clasificada.

¿Qué tan grave es la filtración?

La Casa Blanca ha tratado de minimizar la situación. Su vocera, Karoline Leavitt, afirma que no se compartió información clasificada. Pero los mensajes de Hegseth hablan por sí solos: se revelaron ubicaciones, horarios, objetivos y tácticas, justo antes del ataque.

El propio secretario de Defensa ha evadido las preguntas. Viajando por Asia, solo ha respondido que no reveló “planes de guerra”. Pero tanto la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, como el director de la CIA, John Ratcliffe, dejaron el balón en su cancha: dijeron que es él quien debe determinar si la información era o no clasificada.

Seguridad hecha trizas

Para agravar la situación, el Departamento de Defensa había alertado un día antes del ataque sobre vulnerabilidades en Signal. Específicamente, que Rusia estaba intentando hackear la app. Y aun así, ahí se mandaron todos los detalles.

Un atacante con acceso físico al teléfono de un funcionario podría haber vinculado otro dispositivo a la cuenta de Signal y leer cada mensaje en tiempo real.

En ese grupo, además del secretario de Defensa y altos mandos de inteligencia, estaba un periodista. Y aunque The Atlantic consultó a la Casa Blanca antes de publicar, la respuesta fue que “preferirían que no lo hicieran”, sin bloquear la difusión.

Golpe directo a la confianza en el Pentágono

La revelación llega justo cuando la administración Trump enfrenta otras tensiones con la prensa. Karoline Leavitt, junto con otros dos funcionarios, enfrenta una demanda de AP por presuntamente castigar al medio por sus decisiones editoriales.

Pero esta vez no se trata de diferencias políticas o estilo periodístico. Aquí se compartió información operativa sobre una ofensiva militar mientras los aviones aún no despegaban.

En sus propias palabras: “Actualmente estamos limpios en OPSEC (operativo para asegurar sus comunicaciones y evitr filtraciones). Dios guarde a nuestros Guerreros.

El problema es que, al parecer, también guardaron la información en el peor lugar posible.

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