Las campañas para elegir a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) han comenzado y, con ellas, un espectáculo que parece más un concurso de talento en redes sociales que una elección judicial.
En un giro inesperado en las campañas para el Poder Judicial, ha sorprendido a los ciudadanos al utilizar una estrategia poco convencional para promocionar su candidatura. En lugar de los típicos anuncios formales, han optado por Studio Ghibli, Tiktok, Instagram como herramienta para dar visibilidad a su campaña.
Esta movida ha generado revuelo, ya que pocos esperaban ver la justicia mexicana mezclada con la magia de las redes sociales.
‘Ministro chicharrón’
Desde el “ministro chicharrón” hasta “Dora la Transformadora”, los aspirantes han decidido que la mejor forma de ganarse el voto ciudadano es con bailes, memes y ‘trends’ de TikTok.
Uno de los casos más llamativos es el de Arístides Rodrigó, quien asegura estar “listo como un chicharrón” para ocupar un puesto en el Máximo Tribunal del país.

Dora la Transformadora
Mientras tanto, Dora Martínez Valero derriba un muro de papeleo al grito de “¡Soy Dora la Transformadora!”, como si la justicia mexicana fuera un capítulo de dibujos animados.

Copiando campañas
Otros han optado por imitar campañas políticas tradicionales, como Harry Cruz, quien, al mejor estilo del partido naranja, camina y habla a la cámara con un aire de solemnidad… aunque con un filtro de Instagram incluido.
Rapeando para llegar a la Corte
Para conquistar al público joven, Abraham Dávila Rodríguez decidió hacer un baile inspirado en Kendrick Lamar, porque, al parecer, la independencia judicial ahora se gana con pasos de baile.
Studio Ghilbi
Alberto Aldrete Ramírez, candidato a Magistrado de Circuito en Zapopan, ha sorprendido a los ciudadanos ha optado por Studio Ghibli, el famoso estudio de animación japonés, como herramienta para dar visibilidad a su campaña.

Si bien esta es la primera vez en la historia de México que la ciudadanía elegirá directamente a jueces, magistrados y ministros, la contienda ha demostrado que el derecho no solo se aprende en los libros, sino también en redes sociales.
Falta ver si estos jueces ’influencers’ aplicarán la ley con la misma creatividad con la que hacen sus campañas.