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Así procesa nuestro cerebro el arte abstracto

¿Cómo interpretaría esta obra temprana de Jackson Pollock, titulada "The Key"? DW

Científicos que estudiaron la actividad cerebral de personas mientras contemplaban arte abstracto revelan por qué interpretamos de forma tan diferente las obras modernas.¿Qué es lo que ve o siente cuando mira y estudia un cuadro abstracto? ¿Le evoca un viejo recuerdo, una sensación de espiritualidad o más bien le produce confusión?

Desde hace tiempo, artistas y filósofos han intentado encontrar respuestas a preguntas relacionadas con el significado del arte. Ahora, es el turno de los científicos. Un nuevo estudio ha analizado lo que ocurre en el cerebro de las personas cuando contemplan arte abstracto.

El estudio, publicado en la revista PNAS, explica cómo el cerebro se relaciona con distintas formas de arte y construye experiencias subjetivas.

Los investigadores afirman que sus hallazgos respaldan el concepto de que el espectador completa la obra: todos sus recuerdos, emociones y pecados personales llenan de significado la obra de arte, al menos, en su mente.

De acuerdo con los autores, las reacciones personales a los cuadros abstractos son más específicas, "lo que indica que los individuos aportan más asociaciones personales al arte abstracto que al arte figurativo", escriben.

El cerebro y el arte

Los investigadores midieron la actividad cerebral de 59 personas mediante una técnica llamada resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés), mientras observaban pinturas abstractas y realistas dentro de un escáner cerebral.

Al contemplar arte, la información visual registrada por nuestros ojos primero es procesada en una parte del cerebro conocida como corteza visual. Después, esta información es enviada a "órdenes superiores" del cerebro para dotarla de significado.

El estudio reveló que, prácticamente, no hay diferencias entre la actividad cerebral de los participantes en el primer paso del procesamiento cerebral, cuando las imágenes llegan a la corteza visual. Todos veían los mismo, por lo que es probable que sus cerebros crearan percepciones visuales similares de las obras de arte.

Pero sí había diferencias entre la actividad cerebral de las personas cuando las imágenes alcanzaban regiones de orden superior, que son importantes para la experiencia subjetiva. Concretamente, había cambios en la actividad cerebral de la red neuronal por defecto, implicada en la imaginación, el recuerdo y el pensamiento autorreferencial.

Esto sugiere que la variabilidad subjetiva surge de procesos cognitivos superiores más que de diferencias en el procesamiento sensorial temprano, el que se produce en la corteza visual.

Los investigadores afirman que su estudio genera nuevas cuestiones sobre por qué las personas interpretan las obras de arte de forma diferente.

Por ejemplo, ¿a qué se deben las diferencias en las respuestas interpretativas? ¿Se producen debido a la distinta capacidad de cada persona para generar representaciones del arte a partir de estímulos ambiguos? ¿O pueden deberse a la diversidad de respuestas emocionales o al gusto estético?

Mirar arte beneficia al cerebro

Investigaciones han demostrado los efectos beneficiosos del arte sobre el cerebro y la psicología.

Por ejemplo, está demostrado que alivia el estrés. En 2003, investigadores pidieron a trabajadores de la ciudad de Londres que escupieran en un tubo antes y después de pasar la hora del almuerzo en una galería de arte. Los análisis de laboratorio revelaron que sus niveles de cortisol habían descendido después de ver arte, lo que indicaba que sus niveles de estrés se habían normalizado.

Por eso, el arte abstracto se utiliza en terapias para trastornos relacionados con el estrés, como el trastorno por estrés postraumático y la depresión.

El arte también es una herramienta increíblemente eficaz para el aprendizaje, algo bien conocido por nuestros antiguos antepasados, que utilizaban el arte rupestre para educar a su gente.

Al contemplar el arte, los conceptos o historias que representa se quedan grabados en la mente. Las investigaciones sugieren que detenerse a apreciar la estética de algo facilita el aprendizaje sobre ello. La idea de "detenerse para conocer" está impulsada por el placer y la curiosidad: te lleva a hacer preguntas y buscar información.

Dar sentido al mundo

Tanto el arte como la ciencia intentan comprender y describir el mundo que nos rodea. Mientras que el arte crea experiencias más memorables al evocar emociones o comprensión, la ciencia proporciona las herramientas para la observación empírica y el razonamiento.

Una de las grandes preguntas que se plantean ambos campos es qué hace que nuestras mentes sean únicas. Poetas y artistas llevan milenios explorando este tema, pero apenas ahora las herramientas de investigación neurocientífica se están sofisticando lo suficiente como para sondear la mente humana y encontrar alguna respuesta.

(vt/ms)

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