El pasado sábado 5 de abril, el festival Axe Ceremonia, que se llevaba a cabo en el Parque Bicentenario de la alcaldía Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, terminó en tragedia. Dos fotógrafos, Miguel Ángel Rojas y Berenice Giles, murieron tras caerles encima una grúa de tijera que colapsó durante el evento.
Lejos de ser atendida con la seriedad que merecía, la situación estuvo rodeada de ocultamientos y manipulaciones por parte de los organizadores. Un accidente que, según expertos, podría haberse evitado con una mejor supervisión y tomando en cuenta las advertencias de las condiciones climáticas y las normativas de seguridad.
El incidente ocurrió cuando la grúa de tijera, que tenía casi 7 metros de altura y un peso de entre 3 y 5 toneladas, colapsó en medio del festival. Este tipo de grúas es utilizado comúnmente en eventos para colocar estructuras elevadas, pero su uso está estrictamente regulado, especialmente en exteriores.
En este caso, la caída de la grúa fue provocada por las fuertes rachas de viento que se presentaron ese día en la capital del país, algo que ya había sido previsto por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), organismo que había emitido alertas para el fin de semana. Sin embargo, a pesar de estas advertencias, el festival continuó y las grúas fueron instaladas sin tomar las precauciones adecuadas.
“Sólo hubo dos heridos”, primera versión
Los organizadores del festival, en un intento por minimizar el impacto del accidente, inicialmente informaron que sólo hubo dos personas heridas. Poco después se levantó un tablado para bloquear la vista hacia la zona del accidente, lo que generó sospechas entre los asistentes y la prensa presente.
Pasaron más de cuatro horas hasta que la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México confirmara que las víctimas, en realidad, ya habían fallecido antes de ser trasladadas al hospital.
El festival continuó pese a la tragedia
Una de las controversias alrededor del caso fue la decisión de los organizadores de continuar con el festival. A pesar de que la grúa había caído y los fotógrafos Berenice Giles y Miguel Ángel Rojas habían perdido la vida, el evento no fue suspendido inmediatamente. Incluso, miles de asistentes seguían ingresando al Parque Bicentenario sin restricciones, pasando cerca de las víctimas mientras aún estaban en el suelo.
Los organizadores optaron por continuar con el espectáculo, permitiendo que los artistas se presentaran, incluyendo a Charlie XCX y Natanael Cano, que se subieron al escenario con total normalidad.
Cuando la situación se volvió aún más insostenible, a las 22:30 horas, 10 minutos antes de lo programado, Natanael Cano comenzó su actuación sin realizar ninguna pausa entre canciones.
¿Quién permitió la instalación de estas grúas?
Las investigaciones iniciales apuntan a que las grúas no fueron debidamente inspeccionadas ni instaladas en el momento correcto. Según la alcaldía de Miguel Hidalgo, la grúa que colapsó no estaba en el lugar cuando se realizó una revisión de seguridad el viernes 6 de abril, sino que fue colocada posteriormente sin el permiso adecuado.
Este detalle ha aumentado la sospecha de que los organizadores, liderados por Diego Jiménez Labora, intentaron ocultar la gravedad de la situación.
¿Quién es Diego Jiménez Labora?
Aunque las autoridades de la Ciudad de México han evitado dar detalles sobre los organizadores del evento, el principal es Diego Jiménez Labora, propietario de Grupo Eco, la empresa que organiza el festival desde 2013.
Jiménez Labora es conocido por su cercanía con Andrés López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Latinus refirió que se ha documentado que ambos comparten una red de influencias políticas y empresariales, lo que les ha permitido acceder a contratos millonarios en proyectos federales. Además, Diego Jiménez es dueño de más de 20 empresas en diversos sectores, incluyendo la representación de artistas, mantenimiento de bares y restaurantes, y construcción.
El vínculo con la política no termina ahí. Jiménez Labora también es primo de Alejandro Castro, otro cercano colaborador de López Beltrán, quien se encargó de proyectos de alto perfil, como el Malecón de Villa Tabasco.
Además de Ceremonia, Jiménez organiza otros festivales populares como Trópico y Bravo, y administra el Auditorio Blackberry en la Ciudad de México. Con un perfil tan estrechamente ligado a la política, no es de extrañar que las autoridades hayan tratado de evitar señalar públicamente a los organizadores tras la tragedia, aseguró Latinus.
Ante la falta de respuestas claras, familiares y colegas de los fotógrafos fallecidos han levantado la voz para exigir justicia. Desde el domingo 6 de abril, amigos y familiares de Miguel y Berenice, así como colectivos de fotógrafos, se manifestaron fuera del Parque Bicentenario, exigiendo justicia para las víctimas y medidas para garantizar la seguridad en estos eventos.