Acapulco está de fiesta tras obtener el récord Guinness por el clavado de cabeza en La Quebrada, uno de los saltos más emblemáticos del mundo. Este logro se alcanzó después de dos meses de investigación, que verificaron que el salto tiene una altura de 35 metros, tres veces más alto que un clavado olímpico.

La secretaria de Turismo federal, Josefina Rodríguez, y la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, celebraron este récord no solo como un triunfo deportivo, sino también como un testimonio de la grandeza y el talento de Acapulco, que lleva 90 años siendo cuna de este fascinante deporte.
“Hoy, los ojos del mundo estarán en Acapulco, y eso es lo que queremos con este récord: que haya una razón más para venir y visitar nuestra ciudad”, expresó la gobernadora Salgado, visiblemente emocionada por este importante acontecimiento.
Por su parte, Josefina Rodríguez, secretaria de Turismo federal, destacó el talento de los clavadistas locales. “Son los mejores del mundo, y agradecemos que hayan aceptado esta iniciativa, invitándolos a seguir trabajando en equipo para promover a Acapulco a nivel internacional”, dijo.

Acapulco un vez más en al mapa global
Ingrid Rodríguez Borja, enlace en México de Guinness World Records, también resaltó el impacto de este logro.
“Hoy, después de 90 años, la Asociación de Clavadistas de La Quebrada está siendo reconocida de manera internacional“.
“Este récord es un reconocimiento al coraje y la destreza de estos atletas, que realizan un salto tres veces más alto que cualquier clavado olímpico, cayendo en una profundidad cada vez más pequeña”, explicó.
Este récord no solo marca un hito en el deporte, sino que también pone a Acapulco una vez más en el mapa global como un destino único que continúa deslumbrando al mundo con su belleza y tradiciones.

La historia de La Quebrada
La Quebrada es conocida a nivel mundial como uno de los lugares más espectaculares para los clavados de altura. Esta tradición comenzó en la década de 1930, cuando un grupo de jóvenes locales comenzó a lanzarse desde los acantilados de La Quebrada, que se elevan hasta 35 metros sobre el mar.
Los clavadistas enfrentan el reto de saltar desde las escarpadas rocas hacia el océano, en un descenso de varios segundos que culmina en una caída a gran velocidad, seguida por un buceo profundo en el mar.
Con el paso de los años, este acto ha evolucionado en una tradición que pone a prueba la destreza, el coraje y la disciplina de los atletas, quienes ahora son considerados entre los mejores del mundo.