La alerta sísmica se ha convertido en una herramienta clave para la protección civil en México. Su objetivo principal es brindar a la población unos segundos de ventaja antes de la llegada de un sismo fuerte, permitiendo así que se tomen medidas de precaución que pueden salvar vidas. Sin embargo, muchas veces surgen dudas cuando un temblor se percibe y la alerta no se activa. ¿Por qué ocurre esto?
Dentro del territorio nacional, este mecanismo es operado por el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (Sasmex), el cual es administrado por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico A.C. (Cires). Éste utiliza una red de sensores sísmicos distribuidos estratégicamente en zonas de alta actividad tectónica, como Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Colima, Jalisco, Puebla y el sur del Eje Neovolcánico.
Cuando ocurre un sismo, los sensores detectan las primeras ondas del movimiento telúrico. Con esa información inicial, el sistema evalúa rápidamente si el evento tiene el potencial de causar daños significativos en las ciudades conectadas al sistema de alerta, como la Ciudad de México, Puebla, Oaxaca y otras. Si el sismo cumple ciertos criterios, se emite una señal de alerta a través de radiofrecuencia, lo que activa altavoces, aplicaciones móviles y otros canales de comunicación.
¿De qué depende que suene o no la alerta en la Ciudad de México?
Contrario a lo que muchos piensan, la alerta sísmica no se activa únicamente por la magnitud del sismo. El sistema está diseñado para reaccionar a la estimación inicial de la energía liberada y al posible impacto que tendrá en zonas urbanas, considerando también la distancia entre el epicentro y la ciudad a alertar. Es decir, si el sismo, aunque sea perceptible, no representa un riesgo importante para la capital, la alerta no se activa.
Por ejemplo, en el caso de un sismo de magnitud 5, muchas personas se preguntan por qué no suena la alerta. La explicación radica en que el epicentro podría no estar ubicado a una distancia considerable de la Ciudad de México y, según los modelos del Sasmex, no se prevé un impacto significativo en la capital.
Según los protocolos del sistema, para que se active la alerta en la capital del país, se requiere que el sismo tenga al menos una magnitud de 5.5 si el epicentro está relativamente cerca, o bien, una magnitud superior a 6 si está a más de 350 kilómetros de distancia. Esto evita generar alarmas innecesarias que puedan provocar pánico o desconfianza en el sistema.
De esta manera, la activación de la alerta sísmica no es arbitraria ni automática con cada temblor. Depende de un análisis técnico que busca equilibrar la necesidad de prevenir con la de evitar falsas alarmas.