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¿Qué es la Sede Vacante? La situación del Vaticano tras la muerte del papa Francisco

Tras la muerte del pontífice, se anunció oficialmente el inicio de este periodo que generó una ola de preguntas entre los fieles católicos

¿Qué es la Sede Vacante? La situación del Vaticano tras la muerte del papa Francisco
¿Qué es la Sede Vacante? La situación del Vaticano tras la muerte del papa Francisco Imagen: vatican.va/content/vatican/es.html

Tras la muerte del papa Francisco, ocurrida el lunes 21 de abril de 2025 a los 88 años de edad, el Vaticano anunció oficialmente el inicio del periodo conocido como Sede Vacante. Este anuncio generó una oleada de preguntas entre los fieles católicos y usuarios de redes sociales, donde el término se viralizó rápidamente.

A través de su sitio web, la Santa Sede confirmó que ya se encontraba en este periodo transitorio, en el cual la Iglesia catolica se prepara para la elección de un nuevo pontífice tras la muerte de Francisco.

¿Qué significa Sede Vacante?

Según el Artículo 2 del Código de Derecho Canónico, la Sede Vacante es el periodo que transcurre entre la vacante de la sede romana (ya sea por fallecimiento o renuncia del papa) y la elección de su sucesor, el nuevo pontífice de Roma.

Esto significa que la Santa Sede no tiene un papa en funciones, por lo tanto, queda en espera de un nuevo sucesor de San Pedro. Este periodo está estrictamente regulado por normas canónicas que aseguran el funcionamiento de la Iglesia durante la transición.

Causas de la vacante

La sede episcopal puede quedar vacante por diferentes motivos:

  • Fallecimiento del obispo (como en este caso tras la muerte del papa Francisco).
  • Renuncia aceptada por el papa.
  • Traslado del obispo a otra diócesis.
  • Privación del cargo por decisión pontificia.
  • Funciones durante la Sede Vacante

  • Se suspenden todos los nombramientos y decisiones mayores que normalmente tomaría el papa.
  • Ningún nuevo papa puede ser elegido fuera del cónclave.
  • Los actos realizados por el obispo diocesano, el vicario general o el vicario episcopal antes de recibir noticia oficial del fallecimiento del pontífice se consideran válidos.

    ¿Qué es el Administrador diocesano?

    Una vez declarada la vacante, el gobierno de la diócesis recae de forma temporal en un Administrador diocesano, quien debe ser elegido por el colegio de consultores en un plazo máximo de ocho días tras la vacante.

    Requisitos para ser Administrador:

  • Ser sacerdote mayor de 35 años.
  • No haber sido nombrado para ocupar esa sede previamente.
  • Distinguirse por su doctrina y prudencia.
  • Este administrador ejercerá funciones similares a las de un obispo, pero con limitaciones específicas: no puede innovar ni modificar normas fundamentales, ni realizar actos que perjudiquen a la diócesis.

    En caso de no ser elegido en el plazo previsto, el Metropolitano o, en su defecto, el obispo sufragáneo más antiguo, deberá hacer la designación.

    Gobierno interino de la diócesis

    Si no hay administrador inmediatamente disponible, el gobierno pasa temporalmente:

  • Al obispo auxiliar (el más antiguo si hay varios).
  • En su ausencia, al colegio de consultores.
  • En casos especiales (como vicariatos o prefecturas apostólicas), al Provicario o Proprefecto.
  • Quien asume el gobierno está obligado a:

  • Informar a la Santa Sede del fallecimiento del obispo.
  • Comunicar el nombramiento del Administrador.
  • Restricciones y deberes durante la Sede Vacante

  • Solo debe nombrarse un Administrador diocesano; nombrar a más de uno anula la elección.
  • Debe residir en la diócesis y aplicar la misa por el pueblo.
  • Cesará en sus funciones cuando el nuevo papa tome posesión.
  • La Santa Sede se reserva el derecho de remover al Administrador si lo considera necesario, o aceptar una eventual renuncia, la cual no requiere ser aprobada por el colegio de consultores.

    La Iglesia en espera

    La Sede Vacante es un momento solemne y delicado para la Iglesia Católica. Marca no solo la pérdida de su líder espiritual, sino también el inicio de un proceso lleno de tradición, normas y reflexión, que culminará con la elección del nuevo pontífice en el cónclave.

    Hasta entonces, la Iglesia queda en manos del gobierno transitorio, manteniendo viva su estructura y misión en todo el mundo.

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