Una decisión tomada supuestamente para mitigar el sufrimiento de los koalas heridos tras un incendio forestal ha desatado un escándalo internacional: al menos 700 koalas fueron abatidos a tiros desde helicópteros por orden de las autoridades locales.
La matanza tuvo lugar en una región boscosa arrasada por el fuego, que destruyó más de 2 mil hectáreas de hábitat natural. Muchos koalas quedaron heridos, deshidratados o sin acceso a alimento, y la medida se justificó como una “eutanasia compasiva”. Sin embargo, la ejecución masiva desde el aire ha sido calificada por expertos como cruel, desproporcionada e injustificada.
Las imágenes que circulan en redes sociales —como la de un koala abrazando a su familiar muerto— se han convertido en el símbolo de una tragedia que ha conmocionado al mundo.
“No hay forma de saber si un koala está en malas condiciones desde un helicóptero”, denunció Jess Robertson, presidenta de la organización Koala Alliance.
“No se están haciendo esfuerzos para verificar si los koalas tienen crías en la bolsa. Esto es inaceptable”, criticó la diputada del Partido de Justicia Animal, Georgie Purcell.
Organizaciones de bienestar animal han solicitado una investigación inmediata y la suspensión de este tipo de operativos. También se ha puesto sobre la mesa la necesidad de reforzar los protocolos de rescate y rehabilitación animal, en lugar de optar por ejecuciones desde el aire.
La tragedia ha reavivado el debate sobre el manejo de emergencias ambientales en Australia, país que ya ha sido duramente criticado por la pérdida de biodiversidad tras incendios forestales como los de 2020.
Esta nueva matanza podría tener consecuencias diplomáticas, económicas y reputacionales para el país, en un momento en que el cambio climático y la protección de especies vulnerables son temas prioritarios en la agenda global.