Los impulsos que dio Francisco, sobre todo en los primeros tiempos de su pontificado, siguen teniendo alta importancia para muchos activistas de la Iglesia en la región.La relación del Papa Francisco con América Latina, más allá de su origen en Buenos Aires, será recordada por ciertos impulsos que hoy en día ya no se mencionan con tanta frecuencia, ya sea por la imposición de la situación actual o por la falta de atención del mismo Papa a estos asuntos. Así, el Papa puso coto con reformas significativas al Opus Dei, una organización ultra-conservadora que se había expandido de manera significativa en el espacio iberoamericano con efectos nocivos para la presencia de una Iglesia que buscaba reconectarse con sus propios feligreses en reconocimiento de sus propios caminos hacia Dios. Otro ejemplo de ello es el avance de las iglesias evangélicas, que siguen ampliando su presencia en América Latina sin que la Iglesia católica haya encontrado un antídoto al avance de las diversas denominaciones de esta corriente de cristianismo. Además, hay que mencionar los esfuerzos diplomáticos de Francisco en Colombia, Cuba, Venezuela y Nicaragua, especialmente para salvar allí a muchos sacerdotes amenazados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
De cardenal de Buenos Aires a Papa
El paso del arzobispo de Buenos Aires al Papa Francisco implicó para Jorge Mario Bergoglio un gran reto: enfrentarse a la curia de Roma con todas las complejidades e intereses que allí se articulan. Con el tiempo, el reclamo del Papa por la inacción del clero y la exigencia de que la Iglesia saliera a las calles se fue perdiendo ante las crisis internas: primero, la crisis financiera del Banco del Vaticano y, posteriormente, las numerosas denuncias de abusos cometidos por sacerdotes en el ejercicio de sus funciones. Un ejemplo de su empuje inicial fue el reclamo a los obispos y arzobispos mexicanos durante su visita a este país en 2016, cuando les criticó por su escaso contacto con la feligresía y su reducido trabajo de campo en las comunidades más marginadas.
Jorge Mario Bergoglio y su perspectiva de América Latina
Lo más llamativo desde una perspectiva latinoamericana es que este Papa rioplatense, que tomaba mate, no haya vuelto en visita oficial a su natal Argentina. Aunque todos los presidentes de su país estuvieron presentes en el Vaticano, parece que Francisco tenía muy claro el complejo panorama político de su país, tan polarizado, y que iba a tener que enfrentarse a los temas del pasado, así como a los problemas del futuro nada más pisar Argentina.
Su papel a nivel de América Latina fue mucho más visible: la 5.ª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM) en el año 2007 en Aparecida (Brasil) y el documento que recoge los debates que allí se produjeron pueden considerarse un hito decisivo para entender la Iglesia del siglo XXI, la Iglesia del Papa Francisco. Allí actuó como relator general del Documento de Aparecida, cuando era arzobispo de Buenos Aires, dando forma así a un mensaje de convocatoria a todas las fuerzas vivas para una misión continental de la Iglesia católica, invocando en especial la sabiduría de los pueblos originarios como camino para fortalecer la fe en la región.
El Sínodo Amazónico
Además de la cuestión medioambiental, el Papa Francisco retomó este mensaje en el Sínodo Amazónico, que se celebrará en octubre de 2019, y en el que también se identificó la labor pastoral de la Iglesia en la Amazoníacomo algo que necesitaba reformarse. El mensaje central era que la Iglesia debería alejarse del modelo de una especie de "pastoral de visitas", en la que ciertas zonas solo cuentan con un sacerdote in situ unos pocos días al año. El objetivo debería ser una presencia más activa y participativa en la región amazónica, que fuera al mismo tiempo más independiente, de acuerdo con sus tradiciones, culturas y cosmovisiones, y emancipada de las fuertes influencias europeas coloniales del pasado. Esta clara indicación poscolonial fue un importante mensaje por el mero hecho de escuchar los pueblos originarios y aprender de ellos para entender mejor y de otra manera la creación. A partir de esta afirmación, se abrió un espacio para reconocer las tradiciones de los pueblos originarios dentro de la Iglesia católica y abrirles su espacio en las enseñanzas teológicas.
Aunque en nuestros días estos momentos importantes de Aparecida y del Sínodo Amazónico hayan perdido la atención pública y eclesiástica que suscitaron en su momento, para el desarrollo de la labor de la Iglesia católica en América Latina, ciertamente, siguen teniendo alta importancia para muchos activistas de la Iglesia en Brasil, donde el Papa tuvo más presencia durante su pontificado. Hay que recordar el momento emblemático en el que el actual presidente brasileño, Lula da Silva, recién salido de la cárcel, le entregó al Papa una imagen del líder y guerrero indígena Bejà Kayapó, reconociendo así el papel del Papa Francisco en la realidad latinoamericana y en favor de los pueblos originarios.
(ers)