Recientemente, se dio a conocer un nuevo modus operandi en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México (CDMX) relacionado con los polémicos “pinchazos”, donde delincuentes inyectan sustancias a las víctimas para robarlas o violentarlas. Lo preocupante es que, lejos de disminuir, al parecer los casos van en aumento.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) confirmó la existencia de este modus operandi en el Metro capitalino, motivo por el cual iniciaron las investigaciones para identificar a los responsables y determinar qué sustancia se utiliza en estos ataques. De manera preliminar, el 21 de abril se informó que se habían registrado nueve casos, denunciados por siete mujeres y dos hombres.
¿Cuántos casos de “pinchazos” hay en el Metro?
El periodista Antonio Nieto (Siete Letras) reportó el 25 de abril que la cifra había aumentado a 11 casos en tan solo 36 horas.
Posteriormente, Pablo Vázquez Camacho, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), confirmó el 26 de abril que la dependencia había recibido hasta ese momento denuncias de al menos 20 casos de “pinchazos” en el Metro de la CDMX.
Sin embargo, a través de diversos medios de comunicación y redes sociales, tanto mujeres como hombres han relatado sus experiencias, indicando en qué estaciones fueron atacados y mostrando fotografías de sus lesiones.
Esto muestra que los casos siguen en aumento, aunque hasta la fecha las autoridades capitalinas no han actualizado las cifras oficiales. Se espera que durante los próximos días se revele más información.
¿Qué sustancia se usa en los “pinchazos” del Metro?
Las autoridades han realizado pruebas toxicológicas a algunas de las víctimas, en las cuales se ha detectado la presencia de un somnífero. Se sospecha que podría tratarse de escopolamina, mejor conocida como “burundanga”, un alcaloide tropánico de alta toxicidad que se encuentra en ciertas plantas y produce efectos hipnóticos y sedantes.
De acuerdo con el Centro Clínico de Adicciones (CC Adicciones), la burundanga es una droga psicotrópica comúnmente asociada con casos de abuso sexual. Su consumo provoca una especie de parálisis mental, haciendo que la persona se vuelva sumisa y obedezca órdenes sin resistencia.
Por ello, según CC Adicciones, muchos agresores sexuales y delincuentes utilizan esta sustancia para facilitar robos, abusos sexuales e incluso homicidios.