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Tamara Kintsurashvili recibe el Premio DW a la Libertad de Expresión

El premio DW 2025 es para Tamara Kintsurashvili, de Georgia. Lucha con determinación contra la desinformación, y cada vez recibe más presiones por ello.Cuando Georgia declaró su independencia en 1991, Tamara Kintsurashvili tenía claro que en el futuro lucharía activamente por la democracia. "Bajo la égida de la Unión Soviética, no teníamos voz ni voto y dependíamos de un sistema totalitario”, explica a DW. "Pero en un Estado democrático, todos los ciudadanos deben controlar al Gobierno para preservar nuestra libertad. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad especial para garantizar la separación de poderes”. Kintsurashvili ha trabajado como periodista. Hoy es directora gerente de la no gubernamental Fundación para el Desarrollo de los Medios de Comunicación, con sede en la capital, Tiflis, que defiende los derechos humanos y las libertades. Dirige talleres sobre comprobación de hechos y lucha contra la incitación al odio. Pero su trabajo es cada vez más difícil en una Georgia cada vez más represiva. Por su compromiso, DW le ha concedido este año el Premio a la Libertad de Expresión.

DW concede el premio a periodistas y activistas de derechos humanos desde 2015 para llamar la atención sobre la limitada libertad de prensa y la alarmante situación de los derechos humanos en muchas regiones del mundo. El director general de DW, Peter Limbourg, ha declarado que Kintsurashvili recibe el premio por su compromiso decisivo en la lucha contra la desinformación en Georgia. "Sus esfuerzos por combatir la propaganda nacional e internacional son indispensables para la libertad de prensa, la libertad de expresión y la confianza en unos medios de comunicación libres”, declaró Limbourg. "El país se encuentra actualmente en una encrucijada: un Parlamento sin oposición activa, un proceso de adhesión a la UE congelado y nuevas leyes autoritarias sobre los medios de comunicación que ya conocemos de Rusia”.

La presión aumenta, también sobre Kintsurashvili de forma directa

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De hecho, Kintsurashvili se siente hoy más amenazada que nunca en Georgia. "El gobierno intenta inventar algo nuevo cada día para impedirnos hacer nuestro trabajo”, afirma. El año pasado, el partido gobernante Sueño Georgiano, considerado cercano a Moscú y en el poder desde 2012, aprobó la llamada ley de transparencia de la influencia extranjera: los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales que reciban al menos el 20% de su financiación del extranjero deben registrarse oficialmente como "agentes extranjeros”. Si no lo hacen, se enfrentan actualmente a una multa y, tras una enmienda a la ley, pronto podrán incluso enfrentarse a penas de cárcel. La fundación de Kintsurashvili se financia íntegramente desde el extranjero. Sin embargo, se niega a registrarse. "El objetivo de la nueva legislación es socavar la confianza en nuestro trabajo”, cree ella.

Miles de personas salieron en su momento a la calle a protestar contra la ley. La decisión del gobierno, el pasado noviembre, de dejar en suspenso el proceso de adhesión a la UE avivó aún más las protestas. El país se había convertido en candidato un año antes. En la actualidad, se celebran manifestaciones periódicas contra el rumbo autoritario que se percibe en el gobierno. En los últimos meses, ha restringido la libertad de expresión y de reunión, entre otras cosas. Una ley aprobada recientemente estipula que, en el futuro, los fondos extranjeros deberán ser autorizados por el gobierno. También está aumentando la presión directa sobre Kintsurashvili. Personas encapuchadas han pintado la entrada de sus oficinas en varias ocasiones, llamándola a ella y a sus colegas "fascistas pseudoliberales”. "También nos han llamado e insultado, incluso en plena noche. Llamaron a mi familia, a mi marido y a mi hija”, dice. Junto con otras organizaciones no gubernamentales, su asociación ha emprendido acciones legales contra la ley de agentes extranjeros ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

De periodista a verificadora de hechos

Desde 2014, Kintsurashvili se dedica por entero a la lucha por una información fiable y la libertad de prensa. "Al principio, la verificación de los hechos no era necesaria; al fin y al cabo, los medios de comunicación hacían su trabajo”, afirma, "pero con las nuevas tecnologías, cualquier ciudadano puede difundir información, así que todos debemos saber distinguir los hechos de las falsedades. Controlar la información significa poder, y ahora mismo poderosas instituciones, gobiernos, autócratas y empresas intentan manipular la opinión pública”. Más de 300 personas han participado ya en sus talleres sobre libertad de prensa, lucha contra la desinformación y la incitación al odio, incluso como parte de los "Laboratorios detectores de mitos” fundados con la Academia DW en 2017. Kintsurashvili es también profesora de ética de los medios de comunicación y métodos de propaganda en la Universidad Ilia de Tiflis.


El Premio DW infunde valor a Kintsurashvili

El apoyo internacional es para ella más importante que nunca. Sobre el Premio DW, afirma: "Nos da la sensación de que no estamos solos en la lucha contra este gobierno represivo. Y envía una señal de que nuestro trabajo es importante: para nuestro país, para una Georgia mejor y democrática”.

(md/ers)

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