A partir de este viernes, la situación de desabasto de agua de por sí ya complicada en Monterrey y su zona metropolitana se agravará con el término de vida útil de la Presa Cerro Prieto.
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El embalse llegó a su “hora cero” y lo que queda es tratar de inyectarle recurso hídrico con aguas agrícolas.
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En rueda de prensa, Juan Ignacio Barragán, compartió cómo “pintará” la situación para la ciudad a partir de este fin de semana.
“La expectativa es que podamos incorporar caudales agrícolas, pero vamos a pasar una temporada que puede ser, aproximadamente, hasta el 27 de julio, quisiéramos ver como adelantarlo”, mencionó.
El agua de caudales agrícolas vendrá de El Chapotal, de Montemorelos.
“Un caudal del orden de mil litros por segundo que ciertamente nos ayudaría a mitigar, no a resolver, pero mitigar la problemática”, especificó.
Ubicada en el ayuntamiento de Linares, la Presa Cerro Prieto pasó de ser una magna obra en 1984 a estar seca debido a la prolongada ausencia de lluvias importantes en el estado aunado a las altas temperaturas.
El embalse está a menos del 0.5% lo cual históricamente nunca se había visto.
La obra fue construida en la administración del gobernador Alfonso Martínez Domínguez, que impulsó un ambicioso proyecto hídrico que permitiera garantizar agua al estado hasta el 2010-2020.
“Ganamos la batalla del agua hasta el año 2010-2020 si la usamos razonablemente y no crecemos desmesuradamente, Monterrey no debe crecer más allá de tres y medio, cuatro millones de habitantes, de lo contrario volverá a haber una crisis tremenda de agua”, señaló en los ochentas.
La profecía de Martínez Domínguez se cumplió: Nuevo León tiene más de los 4.5 millones de habitantes y el agua se acabó.