Nuevo León

Monterrey, una ciudad que sobrevive entre sismos e inundaciones

En el último año y medio en Nuevo León se han registrado 160 sismos

Monterrey es reconocida como una ciudad pujante, la “capital industrial de México”, famosa por las empresas internacionales que han decidido asentarse en la zona metropolitana por la facilidades y la fuerza de trabajo. Pero hay ciertos datos de la capital de Nuevo León, desconocidos por la mayoría de la gente, como que es una área susceptible a movimientos telúricos.

Por su situación geográfica, rodeada de montañas, la mayoría de los regiomontanos piensan que Monterrey nunca sufriría por fenómenos como sismos; sin embargo, es precisamente por esa condición y por estar asentada cerca de afluentes de agua que es vulnerable a los siniestros.

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El sismólogo de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Juan Carlos Montalvo Arrieta, explicó que de enero de 2022 a la fecha han ocurrido en la entidad, alrededor de 160 movimientos telúricos.

”A partir de 2006 se instalan Estaciones Permanentes (de monitoreo) en Nuevo León y desde ese año al día de hoy tenemos recuento, en tiempo real, de toda la actividad sísmica que esté ocurriendo en la región”, detalló.

En este periodo de tiempo han visto que la situación que se da en el estado y en los alrededores de Nuevo León, respecto a sismos, puede ocurrir de dos maneras.

”La primera, la generación de sismos aislados. Es decir, ocurre un sismo y pueden pasar varios días, semanas o meses y no vuelve a ocurrir otro. La otra forma, como ha sucedido y lo hemos identificado, es lo que conocemos sismológicamente como secuencia de sismos”.


Esto significa que durante meses pueden estar ocurriendo estos fenómenos de forma ininterrumpida.

”Se está generando una actividad sísmica frecuente pues pueden haber varios (sismos) diarios”, explicó.

El sismólogo informó que tienen documentadas al menos cinco secuencias importantes que han ocurrido en la zona desde el 2006 al día de hoy.

”En la región han estado localizadas geográficamente en diferentes momentos. Por ejemplo en 2012 ocurrió entre Linares e Iturbide una secuencia que duró aproximadamente seis meses... terminó en diciembre de ese año. En esta secuencia la magnitud máxima fue de magnitud 3.8”, detalló Montalvo Arrieta.

El especialista agregó que otra secuencia, las más significativa ocurrida en este tipo de monitoreo, se generó entre 2013 y 2014.

”Duró más de ocho meses. Inició en octubre (2013) y terminó en julio de 2014. Fue ubicada geográficamente entre China, Los Ramones y General Terán. Esta es importante por dos aspectos, el primero por las magnitudes máximas de 5. Fueron sismos de 4.8, 4.9.


“Hay evidencias documentadas de daños, de ligeros a moderados en comunidades en este triángulo, entre Los Ramones y General Terán hubieron colonias y comunidades afectados”.

Uno de los sismos recientes, que incluso provocó la intervención de Protección Civil, fue el 16 de mayo de este año.

”Han estado ocurriendo sismos pequeños dentro del área metropolitana de Monterrey, la última secuencia importante sucedió en el límite estatal entre Nuevo León y San Luis Potosí, se sintió en ciudades como Doctor Arroyo, Mier y Noriega, dentro del estado y en Matehuala y San Luis Potosí. Se aplicaron protocolos para desalojar edificios en la capital del vecino estado”, explicó Montalvo Arrieta.

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La zona más propensa para los sismos, dijo, es en los límites de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y San Luis Potosí.

Pero Monterrey no está exenta, advirtió.

”Por lo regular el 90% de las ciudades se edificaron en lugares cercanos a afluentes de agua como ríos, lagos, arroyos. En estas zonas existe el depósito de material blando. Cuando pueda ocurrir un terremoto estos materiales pueden liberar más peligro que una construcción edificada en roca firme”.

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En 1841 Nuevo León sufrió por un terremoto de magnitud 6.2 en la escala de Richter, cuyo epicentro se ubicó al suroeste de Punta Santa Elena, en los límites de Coahuila y Zacatecas.

Causó daños en las edificaciones y la muerte de ocho personas. Según lo que se llama Periodo de retorno, el siniestro se repite cada 200 años por lo que en 2041 volvería a suceder.

”Estadísticamente lo que hemos visto a partir de 2006, cuando se ha registrado toda la actividad sísmica. Los datos nos dicen que un sismo de magnitud 6 podría estarse generando cada 200 años. De ese terremoto de 1841 hay evidencia a través de información recopilada en diferentes medios. Se pudo obtener a partir de la Hemeróteca Nacional.

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”Ese terremoto es importante porque hubo colapsos de estructuras y perdieron la vida ocho personas, de acuerdo de las descripciones. Un aspecto importante es que hay que revisar que no necesariamente, donde ocurrió ese terremoto de 1841, puede volver a pasar, ahora podría darse en los límites de Nuevo León”, destacó Montalvo Arrieta.

”Todavía nos falta”

Es común que cuando llueve en Monterrey se registren inundaciones, especialmente en los vados y pasos a desnivel.

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Algunas han cobrado la vida de personas que, por imprudencia, se atreven a cruzar.¿Pero qué se puede hacer para evitar que esto ocurra?

”Nos falta prevención, eso es algo de todos debemos ser partícipes. Gran parte de las inundaciones en la ciudad, en el área metropolitana, es porque se tapan los pasos a desnivel por el exceso de basura”, señaló Erik Cavazos, director de Protección Civil de Nuevo León.

Sin embargo, reconoció que ya se han dado pasos importantes y que los ciudadanos, además de las autoridades, se coordinan de forma adecuada.

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”Limpialeón (dependencia estatal) ha recogido, de febrero hasta la fecha, más de mil toneladas de basura en la calle y los municipios siguen trabajando en la recolección de basura”.

Cavazos indicó que los desastres por inundaciones se dan, principalmente, por una edificación inadecuada en lugares inapropiados.

”Si lloviera mucho en una zona donde no hay construcciones, donde no hay casas, con la lluvia natural no pasa nada. Pero cuando llueve mucho y no hay adecuada urbanización pues sí suceden desastres”, explicó. “es importante que hagamos una reflexión, que no construyamos en avenidas de agua, en ríos, en la sección de cañadas. Hay que mitigar estos riesgos”.

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El director de PC Nuevo León señaló que el cambio climático está jugando en contra de ciudades como Monterrey.

”Cada año aumenta la temperatura mundial, hay lugares donde hace más calor o hay más lluvia... o menos lluvia. Todo esto son las variables por el cambio climático. Estamos hablando de 1.5 (grados) centígrados que ha aumentado”, detalló.

Pese a los registros históricos de situaciones graves que se presentan en el área metropolitana de Monterrey tras una fuerte lluvia, Protección Civil está preparada.

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”Los riesgos nunca se van a eliminar al 100%, los riesgos se mitigan, pero lo más importante es prevenirlos”.

El estado, aseguró Cavazos, tiene su plan de contingencia para la temporada de lluvias 2023.

”Tenemos coordinación de dependencias federales, estatales y municipales. Pudiera haber un desastre como tal aquí, pero lo importante es la resilencia y el cómo debemos tener la gestión integral de riesgo para mitigar cualquier tipo de casos que se pudieran presentar”.

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La carga de precipitación y la zona en la que caiga también tiene mucho qué ver. Además de que la ciudadanía está empezando a tomar conciencia de los riesgos.

”Sí hemos visto la participación de la ciudadanía cuando se dan recomendaciones. Hay que recordar cómo empezó Protección Civil del estado, después del (huracán) Gilberto, donde hubo una cantidad de muertos alta. Luego con Alex se registró una gran afectación, también Emily, Hannah...

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”La ciudadanía ha ido aprendiendo, está siendo resiliente, pero nos falta seguir trabajando en la cuestión de no tirar basura”, señaló Cavazos.

El director de PC recomendó tres puntos básicos para evitar inundaciones:

1.- Evitar tirar basura.

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2.- Hacer caso a las indicaciones a Protección Civil y municipios.

3.- Estar atentos a los medios de comunicación.

Todo pasa en un minuto

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La noche de 16 de septiembre muchos estaban en casa viendo la inauguración de los Juegos Olímpicos de Seúl, pero Erasmo Cárdenas estaba manejando su taxi. Para él, era una noche más de lluvia.

A sus 33 años, en ese entonces, ya había visto muchas precipitaciones torrenciales, pero la historia le demostraría que este sería un evento diferente.

Cárdenas conducía un automóvil modelo 1986. Todavía lo estaba pagando y le iba bien como taxista. Tomó una carrera en la esquina de Juárez y Las Américas en Guadalupe. Era una mujer con dos niños.

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Se le arrugó el corazón al verlos bajo la lluvia; eran poco después de las 20:00 horas.

”Me detuve, subieron y le señora me dijo que se dirigían a San Roque. Pensé que estaba bien, que todavía podía hacer una última carrera e irme a mi casa. Tomé Las Américas, subí hasta la Avenida Eloy Cavazos y enfilé hacia donde me dijo la señora”, recordó.

Unas cuadras más adelante, la corriente que bajaba del Cerro de la Silla ya era fuerte. Las olas hacían que el vehículo se moviera y el agua empezó a meterse.

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Finalmente llegaron a casa de la mujer; ella pagó y bajó rápidamente. El taxista cargó a los dos niños y los puso en la banqueta.

”Me subí al taxi y avancé unas cuadras. Ya me iba a casa, pero de pronto la corriente se hizo más pesada y arrastró el coche hacia el norte. Mi idea era sacarle la vuelta a un arroyo, pero un camión urbano, sin control, se estrelló contra mi taxi y caí dentro del agua”, recordó Cárdenas.

Lo último que recuerda era el agua entrando al vehículo y un dolor agudo en el cuello. Perdió el conocimiento.

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Cuando despertó el agua ya cubría el asiento. Quiso salir, pero tenía las piernas prensadas y dolor de cuerpo.

Pudo ver movimiento afuera del auto, pero no alcanzaba a distinguir. Bajó el vidrio y empezó a gritar por ayuda.

”Nadie me oía. Había dos ambulancias, pero estaban sacando a gente del camión. Yo escuchaba a la gente que les gritaba a los paramédicos: ‘¡hay alguien en el carro!!’, ‘¡sáquenlo!’”.

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Pasó aproximadamente una hora y las ambulancias ya se habían retirado. El agua ya le llegaba al pecho. Quería salir, pero no podía.

De pronto vio cómo tres hombres abrieron la puerta y trataron de sacarlo, pero seguía prensado. A golpe de mazo lograron que el asiento cediera y pudieron rescatarlo.

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”En cuanto me sacaron y pudieron ponerme a salvo vi cómo la corriente se llevó el auto. Fue algo rápido, casi ni me di cuenta de cómo pasaron las cosas, pero logré salir con vida”, expresó Cárdenas.

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