Este oso no le hizo el feo a los tacos, enchiladas, la salsa y todo tipo de antojitos mexicanos que una familia disfrutaba en el Parque Chipinque.
El oso negro de tamaño mediano irrumpió en plena convivencia y subió a la mesa para devorar la comida.
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Esto no tendría nada de particular ya que no es primer plantígrado que llega sin ser invitado.
Lo sorprendente es que una mujer permaneció sentada en una banca y confortando a un niño, evidentemente asustado, a quien le tapa la cara para que no vea al oso que por un momento se acerca demasiado al menor para olfatear.
Valientemente, la mujer mantiene la calma y sin perder de vista al animal sigue cada uno de sus movimientos mientras otra persona graba el momento.
En la mesa hay otra mujer que también opta por no moverse.
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Cuando el oso termina de comer se retira tranquilamente y se encamina rumbo a la sierra no sin antes dar un último vistazo a la familia.