Nuevo León

Penal de Mina: más de 10 años del abandono… ¿así seguirá?

En 2015, tan solo cuatro años después de haber iniciado el proyecto, se dejó de lado por falta de recursos

El lugar permanece igual que hace 10 años, cuando se decidió no seguir con el proyecto.
El lugar permanece igual que hace 10 años, cuando se decidió no seguir con el proyecto.

El 14 de julio de 2011 el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz, anunció el arranque de la construcción del Centro de Reinserción Social (Cereso) al norte del estado, en un principio se consideró como un nuevo modelo penitenciario que, sin embargo, jamás llegó a concluirse y que tiene 10 años en el olvido.

Popularmente conocido como el Penal de Mina la inversión inicial fue de 100 millones de pesos y Medina de la Cruz dijo en ese momento que posteriormente se gestionarían recursos federales para el proyecto cuyo monto final sería de 3 mil millones de pesos.

El penal tendría capacidad para 2 mil 300 internos y con ello se intentaría resolvería el problema del hacinamiento que se vivía en los otros centros penitenciarios de Nuevo León.

La primera partida de 100 millones de pesos llegó directamente de la Federación y un año más tarde ya se habían invertido 430 millones de pesos en las primeras dos etapas, en las que se incluían los accesos, la barda perimetral, alumbrado e introducción de servicios como agua y drenaje sanitario.

También se instaló una malla, servicios como agua, torres de vigilancia y parte del sistema eléctrico.

La construcción comenzó en el sexenio de Rodrigo Medina.
La construcción comenzó en el sexenio de Rodrigo Medina. Foto: Archivo

Presuntamente el centro se construiría en 359 hectáreas en el Ejido California en el kilómetro 45 de la carretera rumbo a Monclova, Coahuila.

A pesar de lo ambicioso del proyecto en el 2012 la administración de Medina de la Cruz decidió no continuar con la construcción por falta de fondos federales y tres años más tarde estaba en el olvido.

Proyecto fallido

En enero de 2017, el entonces gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, anunció que se reactivaría la construcción del penal y se atenía al Presupuesto para el año siguiente.

“Si el Congreso aprueba el presupuesto, a partir de enero (2018) en una proporción de 300 millones de pesos retomaremos la construcción”, dijo “El Bronco”.

Pero tres años más tarde el mandatario estatal calificó la construcción del inmueble como una “mala planeación” y un “gasto exagerado”.

En su momento el Congreso de Nuevo León aprobó por unanimidad enviar un exhorto al gobernador para que gestionara recursos y concluir con el centro penitenciario.

El diputado Gabriel Cantú exigió a Rodríguez Calderón que cumpliera sus promesas y terminara el penal.

“Le pedimos al gobernador que no se raje en sus promesas y se ponga a trabajar, junto con su gabinete, para no solo pedir sino generar los recursos necesarios para la conclusión de este proyecto penitenciario que desde hace años se necesita para atender el hacinamiento de reos”, expresó cantú.

El Penal de Mina, añadió, surgió como respuesta a la necesidad no solo de renovar la infraestructura penitenciaria en el Estado sino para atender también el problema de hacinamiento de reos en los penales de Topo Chico, Cadereyta y Apodaca.

Nadie sabe

Las autoridades del municipio de Mina revelaron que nadie se había acercado a ellos para informarle sobre el proceso de construcción del lugar.

En plena campaña para la gubernatura de Nuevo León, Felipe de Jesús Cantú, aspirante panista, señaló que estaba 100% comprometido con terminar el Cereso con recursos estatales.

Durante una entrevista, Cantú señaló que estaba dispuesto a tomar el control de las cárceles estatales e invertiría del presupuesto estatal los más de 4 mil millones de pesos necesarios para concluir con la construcción del Centro de Readaptación Social.

“Vamos a hacer que se termine, la actual administración tiene otras prioridades. Si se llegara a terminar, concluirían muchos problemas para Nuevo León en lo referente a las cárceles”, señaló el candidato panista.

Y aunque también se contempló la posibilidad de convertir este lugar en un refugio para migrantes, sigue tal y como lo dejaron hace 10 años entre escombro hierba y abandono.

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