El pasado domingo 31 de octubre, después de haber sido pospuesta un año debido a la pandemia por Covid-19, dio inicio en Glasgow, Escocia, la COP26, una conferencia internacional sobre el cambio climático organizada por las Naciones Unidas, en la que participan los casi 200 países que ratificaron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1994.
La representación institucional que lleva la Cámara alta tiene distintas visiones dado que la pluralidad de los Senadores ha demostrado que existen dos visiones encontradas. La primera, de quienes han acompañado acciones legislativas como la destrucción de los fondos y fideicomisos a favor del medio ambiente, en donde Morena y sus aliados votaron a favor de la desaparición de estos recursos que procuraban la atención a problemáticas medioambientalistas.
La segunda, de quienes están en contra y que han argumentado la imperante necesidad de continuar con estos recursos, así como la necesidad de incentivar, cada vez más, el uso de energías limpias, baratas y sustentables.
Será necesario que una vez que los legisladores hayan escuchado la visión mundial sobre el tema en Glasgow, lo materialicen en instrumentos parlamentarios como iniciativas, puntos de acuerdo, exhortos o excitativas, que permitan que las necesidades medioambientales de nuestro país y del mundo estén acompañadas de estas herramientas.
Esperemos que surja un resultado positivo de esta Cumbre sobre el Cambio Climático para México y podamos dejar atrás esta visión del siglo pasado que posee el gobierno, en la que el carbón, las refinerías y la estigmatización de las energías limpias, como la eólica -recordemos que el año pasado el presidente declaró que los generadores de energía eólica afectaban el paisaje y no se permitirían nunca más-, quede en el pasado y se pueda construir un nuevo y mejor sistema que garantice una mejor forma de desarrollo para las próximas generaciones.